Cómo torturaron a Kiki Camarena de la serie Narcos

 

La DEA no podía dejar pasar un crimen así


El 7 de febrero de 1985, la historia de la DEA en México cambió. El departamento de Estados Unidos para el control de las drogas recibió el golpe más cruel e impactante de su historia. Fue en Jalisco a manos del Cártel de Guadalajara, liderado por Miguel Angel Félix Gallardo, Rafael Caro Quintero y Ernesto Fonseca Carrillo.

Después 33 años, el hecho ha cobrado interés, luego del estreno de la tercera temporada de Narcos (Narcos: México), producida por Netflix. La historia de Enrique Kiki Camarena, el agende más reconocido por la DEA y el mundo, es contada.

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Kiki logró infiltrase en el Cártel de Guadalajara y después de un duro golpe al narco, con la destrucción de un rancho con mil hectáreas de marihuana, la organización criminal buscaba venganza.

La tarde de aquel 7 de febrero el agente Camarena salía de la sede diplomática de Estados Unidos en Guadalajara. Iba a almorzar con su esposa. Sin embargo, nunca llegó con ella. Fue interceptado por un grupo y secuestrado. Lo llevaron a una casa en la calle Lope de Vega en Guadalajara.

En ese lugar, Kiki Camarena fue maltratado, vejado, torturado y asesinado. Héctor Berrellez, ex agente de la DEA, encargado de investigar el homicidio de Camarena, reveló detalles en una entrevista para Fox News.:

Luego de ser llevado a la casa de seguridad del narco, Kiki fue golpeado en el estómago y el rostro, uno de los delincuentes lo tiró al suelo y saltó sobre él desde una cama, le rompió las costillas, según citó Berrellez, de un testigo de los hecho.

También usaron herramientas, como taladros y desarmadores para torturarlo. Incluso, cuenta el ex agente de la DEA, llevaron aun doctor para revisar a Kiki, no querían que muriera aún para seguir maltratándolo. Sin embargo, el médico no le dio esperanzas ante la gravedad de las heridas. Finalmente, uno de los narcos cogió un barrete y mató al agente Camarena de un golpe en la cabeza.

La DEA se encargó de mandar un mensaje al crimen organizado luego del crimen sanguinario. No podía volver a pasar algo similar. Desmanteló el Cártel de Guadalajara y capturó a sus líderes, los extraditó a Estados Unidos. Ya no tenía mayor protección, mucho menos de autoridades mexicanas. En tanto, Kiki recibió de forma póstumo el Premio de Honor del Administrador, el máximo reconocimiento otorgado por la DEA.

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