Dudas e incertidumbres juveniles

 

*Los patéticos no tienen sombra muestra la evolución de la adolescencia Por Jorge Rivas Navarro México, 31 Jul (Notimex).- La puesta en escena Los patéticos no tienen sombra surge de la necesidad de hablarle a un público joven y compartirle cómo las vivencias que en la adolescencia parecen caóticas, después de unos años cobran un […]


*Los patéticos no tienen sombra muestra la evolución de la adolescencia

Por Jorge Rivas Navarro

México, 31 Jul (Notimex).- La puesta en escena Los patéticos no tienen sombra surge de la necesidad de hablarle a un público joven y compartirle cómo las vivencias que en la adolescencia parecen caóticas, después de unos años cobran un poco de sentido humorístico con la experiencia.

La directora y dramaturga Zoé Rivera Hernández comentó, en entrevista con Notimex, que la obra nace a partir de un laboratorio al que ella convocó y a los actores les interesó hablar de lo que era patético, y con eso armó la dramaturgia y dirección del proyecto.

En Los patéticos no tienen sombra participan tres actrices y dos actores, cuatro de la Escuela de Arte Teatral y una de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con tres escenógrafas y dos productores.

La obra, que se presenta en la Sala Novo del Teatro La Capilla, gira en torno a la vida de un par de hermanos con los peores cumpleaños desde que tienen memoria, y ese día es el pretexto que utilizan para hacer una reflexión acerca de lo contradictorios e infelices que pueden llegar a ser.

En ese viaje, ambos decidirán si quieren continuar padeciendo cada uno de sus cumpleaños, pues desde que tenían un año de edad enfrentan múltiples problemas, o si simplemente desean gozar de una rebanada de pastel.

Mientras eso sucede, analizan lo que significa crecer, ser adultos, tomar decisiones importantes y dejar de ser “hijos de mami y papi”, empezar a hacerse cargo de ellos mismos… y entre amigos deciden apoyarse.

“Ser conscientes de nuestra realidad, además de saber discernir y tener criterio también implica ser capaces de relacionarnos con nuestro entorno y escuchar nuestros deseos más profundos, los que nos hacen mover y bailar”, manifestó Rivera, para luego agregar que vivir implica “tener coraje para revertir lo que nos aqueja y suficiente amor para compartir la vida con las personas que lo merecen”.

De acuerdo con la novel directora escénica, decidió escribir esta obra porque tiene familiares que en la adolescencia sufrieron mucho, padecieron depresión y ella no sabía cómo explicarles que también pasó por lo mismo, pero que hay un lugar muy amoroso del crecer y que está bien equivocarse.

La puesta en escena se gesta, además, en el interés por crear lazos comunicativos con el público joven, al que le es propio tener dudas e incertidumbres respecto de su identidad y sobre si su manera de accionar en el mundo es la correcta.

En opinión del productor Luis Bernardo Carmen Cruz, se trata de una obra que transmite un mensaje atemporal porque remite a los mismos problemas que tenían nuestros padres, nuestros abuelos y que probablemente tengan las siguientes generaciones.

-Fin de nota-

NTX/JRN/AGO