Hay Festival: La fiesta y la rebelión de Antonio Turok

 

Por Luis Galindo [El artista de la lente participa en el Hay Festival que hoy inicia en la ciudad de Querétaro para acabar este domingo 8 de septiembre. Antonio Turok ofrecerá una conferencia, además de una exposición con parte de su obra fotográfica.] México, 5 de septiembre (Notimex).- Antonio Turok, testigo de hechos históricos nacionales […]


Por Luis Galindo

[El artista de la lente participa en el Hay Festival que hoy inicia en la ciudad de Querétaro para acabar este domingo 8 de septiembre. Antonio Turok ofrecerá una conferencia, además de una exposición con parte de su obra fotográfica.]

México, 5 de septiembre (Notimex).- Antonio Turok, testigo de hechos históricos nacionales e internacionales en las últimas décadas del siglo XX, considera que la fotografía —el medio masivo más al alcance de la gente común—  hace que el ser humano tenga en el mundo una presencia invaluable.

      Convencido de su oficio como foto-documentalista (no fotorreportero, precisa), asegura que, gracias a la tecnología, mediante el ejercicio fotográfico millones de personas se pueden sentir creadores en el evento cultural.

      El artista no está de acuerdo en que la fotografía haya democratizado el pensamiento del planeta, aunque es evidente su influencia.

      —Porque si uno va por el Periférico de la Ciudad de México, en un recorrido de norte a sur, por lo menos podrá observar unas 200 fotografías. No podríamos ya imaginarnos el mundo sin la fotografía, como antes no se podía imaginar sin la pintura. La situación no es la misma ahora, porque hoy sí podríamos estar sin la pintura— dice el artista que participa en el Hay Festival Querétaro, que se realiza a partir de hoy para finalizar el domingo 8 de septiembre.

      En entrevista vía telefónica con Notimex, Turok asegura que su primer maestro fue Manuel Álvarez Bravo (1902-2002), quien forma a un grupo de jóvenes como José Ángel Rodríguez (1954) y Graciela Iturbide (1942) a quienes invita a su casa para conversar y compartirles algo del oficio.

      Turok, quien dice contar historias a través de las instantáneas, reconoce su fortuna al haber tenido a “un maestro tan culto”, porque siempre los procuraba con la lectura:

      —Un buen fotógrafo no puede serlo si no lee, nos decía. Nos ponía a leer a Don Quijote y las obras del irlandés James Joyce…

     

La primera foto, hace 46 años

Antonio Turok (Ciudad de México, 1955) recuerda que la primera fotografía que tomó fue en 1973: la intituló “Amanecer en la selva”, tomada en Chiapas durante un viaje “cuando todavía existía la selva Lacandona”:

      —En aquel entonces las tierras se abrían a diferentes espacios ejidales —subraya—. Para mí era emocionante poder conocer la maravillosa inmensidad de lo que era una selva, porque ahora no existe. Podemos decir que esa fotografía está cargada de muchas historias.

      El movimiento zapatista que comenzó el 1 de enero de 1994 en San Cristóbal de las Casas ha sido uno de los acontecimientos más trascendentales del siglo XX.

      —Yo tenía como 21 años de estar viviendo en San Cristóbal —dice Antonio Turok—. Había llegado en 1973. De alguna extraña manera, aunque no estaba enterado de que tomarían el Palacio de gobierno, en ese momento no estaba sorprendido.

      Lamenta que en esos años San Cristóbal “era una zona muy marginada, y sigue siendo uno de los estados más marginados de la República Mexicana”, si bien sí le pasó por la cabeza que “el movimiento podría traer más prosperidad a las comunidades”:

      —Cuando viajaba en esa época (eran los años setenta y ochenta) de una comunidad a otra, había mucha gente que no hablaba español. Creo que el movimiento levantó la mirada sobre todo hacia la comunidad indígena. Vivimos en un país del que no conocemos su historia. Para mí siempre fue importante otorgar una voz y un lugar de dignidad a esas comunidades —asevera el fotógrafo.

      Relata que ese 1 de enero de 1994 los indígenas decidieron —“¡Ya basta!” — “integrarse a México”:

      —Insisto en que mi trabajo fotográfico es el resultado de haber estado en Chiapas. Fue una gran oportunidad de poder crear esa historia. Creo que el fotógrafo primero tiene que estar interesado en los temas de interés social, pero también tiene que tener un poco de suerte. Si no me hubiera acercado a esos eventos, jamás hubiese tenido el privilegio de haberlos registrado.

      Durante los actos terroristas que sacudieron a Estados Unidos hace 18 años, también fueron registrados por Antonio Turok, quien captó momentos de esa trágica historia.

      Lo del 11 de septiembre en Nueva York, en 2001, el artista de la lente lo considera una coincidencia (¿la suerte, acaso, de la que hablaba el fotógrafo?):

      —Iba a la Ciudad de los Rascacielos para platicar con gente de una editorial que publicó mi libro de Chiapas. Y cuando llegué, me encuentro con el lamentable suceso. Fue mucha suerte que me haya encontrado en ese momento precisamente ahí.

 

La migración africana

Antonio Turok adelanta que estuvo recientemente en la ciudad de Tapachula, Chiapas, registrando el tema de la migración, donde hay nueve mil africanos en territorio nacional:

      —Los van a dejar parados —piensa Turok—, porque será una crisis humanitaria. O nos va a afectar de tal manera que vamos a tener que tomar otras decisiones, pues no vamos a abandonar ese número de personas simplemente porque vienen de otro lugar.

      Para Antonio Turok es “un honor” participar en el Hay Festival Querétaro:

      —Me siento muy contento de que me incluyan en esta prestigiosa feria de corte literario internacional…

      Además de una conferencia, el artista participa con la exposición fotográfica individual La fiesta y la rebelió que se presenta en el Museo Regional.

      El galardonado con la Medalla al Mérito Fotográfico (2018) es autor de libros como Fiesta y rebelión (2018), Imágenes de Nicaragua (1988), Chiapas: The End of Silence/ El fin del silencio (1998).

                                              Antonio Turok

 

NTX/LGZ/VRP