Lectores reconstruyen la Roma a partir de “Las batallas en el desierto”

 

* El recorrido forma parte del ciclo “Visitas literarias”, que organiza la CNL México, 20 Ene (Notimex).- A través de la narrativa de José Emilio Pacheco en su libro “Las batallas en el desierto” (1981) y las memorias de sus personajes “Carlos” y “Mariana”, un centenar de personas reconstruyó este domingo algunas calles de la […]


* El recorrido forma parte del ciclo “Visitas literarias”, que organiza la CNL

México, 20 Ene (Notimex).- A través de la narrativa de José Emilio Pacheco en su libro “Las batallas en el desierto” (1981) y las memorias de sus personajes “Carlos” y “Mariana”, un centenar de personas reconstruyó este domingo algunas calles de la colonia Roma, en esta ciudad.

La jornada se realizó como parte del ciclo “Visitas literarias”, organizado por la Coordinación Nacional de Literatura (CNL) y coordinado por el escritor Carlos Antonio de la Sierra.

La cita para iniciar el recorrido por algunas calles de la emblemática colonia fue por la mañana, justo en las bancas del noreste de la Plaza Río de Janeiro.

Abrigadas con ropa y calzado cómodo fueron arribando personas de todas las edades: asiduos lectores de novelas, seguidores de la pluma de José Emilio Pacheco, estudiantes, paseadores de perros y curiosos en general.

En el camino, advirtió Carlos Antonio de la Sierra, se busca percibir a una ciudad que se destruye en la ficción y se reconstruye por las miradas oblicuas de quienes vuelven a darle vida a través de la lectura.

“Iremos a las calles de Tabasco, Orizaba, Córdoba y Zacatecas. También en el cruce de Álvaro Obregón para terminar en la Plaza Luis Cabrera”, explicó con micrófono en mano, mientras que otra persona sostenía la bocina para que todos oyeran la explicación durante el trayecto.

A pie las decenas de personas se dirigieron a la calle de Orizaba. “No es una visita como si fuera guía de turistas. Así que no se vale preguntar qué era antes donde está tal edificio, pues estamos viviendo el entorno de la novela a partir de los espacios de la Roma”, comentó el escritor, maestro en literatura iberoamericana por la UNAM.

Pasando por Colima, la primera parada fue en Tabasco y Orizaba. “Es el paso a la calle de “Carlos” y es el camino que éste sigue cuando ‘Rosales’ le informa que ‘Mariana’ se suicidó. Entonces, él corre desde la avenida Insurgentes hasta acá y luego avanza a Córdoba. Observen todo a su alrededor para que experimenten lo que ‘Carlos’ pudo haber sentido en el momento”.

El recorrido continuó hasta Córdoba para dar vuelta a la derecha y llegar a la avenida Álvaro Obregón, que al igual que Zacatecas (donde se halla la casa de “Carlos”), cruza toda la colonia.

El momento fue el ideal para recordar el fragmento donde “Carlos”, evocando a “Mariana”, expresa: “Voy a guardar intacto el recuerdo de este instante porque todo lo que existe ahora mismo nunca volverá a ser igual.

“No iremos a Insurgentes ni a la Parroquia de Nuestra Señora del Rosario, porque no nos dará tiempo, pero ustedes pueden visitarlas después, mientras tanto les digo que a esa iglesia acude ‘Carlos’ cuando le confiesa a su madre que está enamorado de la mamá de su amigo”.

La madre, siendo muy conservadora, envía a su hijo con el sacerdote para confesarse y que pida perdón por sus pecados.

“Pero este padre es un disoluto de lo peor y le pregunta por cómo estaba ‘Mariana’, si desnuda o si él tuvo algún derrame. En fin, le da una cátedra de masturbación”, platicó.

Ante la mirada de transeúntes y automovilistas, el centenar de personas avanzaba ahora sobre Zacatecas. Es en la banqueta de esta calle donde “Carlos” reflexiona el “pecado” de estar enamorado.

“Analiza que no debe ser pecado cuando se trata del sentimiento que mejor define a los seres humanos, pero esa es la doble moral de la religión católica”, comentó Carlos Antonio de la Sierra.

Tres calles adelante se llega a la Plaza Luis Cabrera que ha pasado por varias remodelaciones tras el sismo de 1985. Es aquí donde “Carlos” jugaba de niño.

“Después que lo cambian de escuela, él viene a entretenerse con sus carritos de madera. Además, es el lugar donde lo traen a tomar el sol y donde piensa en las palabras que le dijeron: “¿Cómo has podido enamorarte de Mariana si por su edad, podría ser tu madre? No hay ninguna posibilidad de que te corresponda”.

Cada cruce de calle, de avenida, de acuerdo con el escritor responsable de este recorrido, es una metáfora en la transición que “Carlos” tiene de niño a adolescente. ‘Las batallas en el desierto’ es una novela de aprendizaje y revelación”.

Al leer el último fragmento de la historia, Carlos Antonio de la Sierra comenta que los personajes aparecen en el telón de fondo de la narración y para terminar con el episodio de “Mariana”, “Carlos” tiene que “matar” a la colonia Roma.

“La mata como una trascendencia de su vida, porque no tiene claro si Mariana existió o no. Es la muerte de la ciudad y el nacimiento del hombre nuevo”, concluyó.

 

NTX/CPO/IAM