Mario Bellatin hace un recordatorio de los buenos tiempos

 

Este miércoles, el escritor recibe un doctorado Honoris Causa


Entre montañas de papeles en su casa de la colonia Juárez, en la Ciudad de México, el escritor Mario Bellatin (1960) esconde celosamente, sin saber realmente como ha permanecido a lo largo del tiempo, una genuina máquina de escribir underwood portátil modelo 1915 con la que ha creado parte de su vasto repertorio de obras literarias que plantean un juego lúdico entre realidad y ficción. Un estilo narrativo que le ha valido premios y reconocimiento a lo largo de su trayectoria en el mundo de las letras.

El armatoste del siglo pasado, asegura, es una recordatorio de los buenos tiempos. Momentos que añora fervientemente, pues representan esa forma de la “escritura artesanal” en donde el olor a tinta, manos manchadas, ruido insoportable y papel carbón, estaban en cada palabra impresa sobre una hoja en blanco; como si se tratará, dice, de un grafiti en una pared.

“Al igual que se imprime con las teclas de un maquina de escribir, la razón de ser de un grafiti sucede en un sólo instante y parte de mi escritura tienen mucho de eso. El cometido no está en que se publique, exista un lector o venga un premio, todo eso es un plus”, señala el escritor quien este miércoles recibe el doctorado Honoris Causa en el marco del Coloquio Internacional “El exilio, territorio de escrituras”

“Para mi el ejercicio verdadero está en ese momento de la impresión, esa necesidad de dejar huella; ese sello que busca poner un punto objetivo. Más allá del exilió que puede ser la resistencia de mucha gente o ese transitar, busco dejar un punto fijo”, comenta en entrevista con CAPITAL, el autor de “Underwood portátil modelo 1915” (2005)

Al igual que muchos otros autores modernos, los tiempos en la escritura han cambiando para Mario Bellatin por lo que dejar de lado su vieja maquina de escribir para hacer uso de la nuevas tecnologías se ha vuelto parte indispensable de su vida como escritor.

“Se acabaron esos tiempos de sentarse en un estudio con grandes máquinas, papel carbón y silencio . Ahora puedo escribir en cualquier lugar con el iPhone, ya después lo paso a la computadora para editarlo e imprimirlo. Incluso cuando salgo de casería puedo escribir sentado bajo un árbol con mi teléfono en mano, algo así como Tolstói en Yásnaia Poliana, pero moderno”, refiere.

A manera de homenaje de despedida a su fiel compañera de andanzas literarias, el autor escribió en 2015 el libro fragmentado “Retrato de Mussolini con Familia”

Mario Bellati, cuya novela “Salón de belleza” figura en el número 19 de la lista seleccionada en 2007 por 81 escritores y críticos latinoamericanos y españoles de los mejores 100 libros en lengua castellana de los últimos 25 años, comenta que la escritura se ha vuelto tan portátil que es una forma de arraigo a un espacio; sin embargo, se mantiene escéptico sobre las redes sociales y los medios electrónicos como urnas depositarios de su trabajo literario.

“No creo en los libros electrónicos, necesito el papel con el sello de mi escritura. A mí no me gustaría dejar en una superficie liquida y cambiante algo como es la palabra, que de alguna manera la asocio a una huella que es antiquísima con un significado de miles años”, externa.

Considerado uno de los escritores contemporáneos latinoamericanos experimentales más importantes, Bellatin afirma que los lectores son ese complemento que permiten un ejercicio sano de su escritura para que siga circulando y no se estanque en si misma y deje de fluir.

“Lo que quiero dejarles es bastante egoísta porque es estar más allá de mí mismo. Al igual que lo descubrí a los 10 años: ‘la escritura siempre será mejor tú’. Lo importante es que esté la frase hecha para que alguien en algún momento la encuentre y haga algo importante con ella”, concluye el escritor.