Recorren la palabra escrita, del códice prehispánico a textos electrónicos

 

* El Palacio de Bellas Artes cobijó conversatorio en ocasión del Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor México, 23 Abr (Notimex).- Un recorrido a través del tiempo y el espacio, de los años anteriores a la Era Cristiana y sus códices al siglo XXI y sus publicaciones electrónicas ofreció el conversatorio “El […]


* El Palacio de Bellas Artes cobijó conversatorio en ocasión del Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor

México, 23 Abr (Notimex).- Un recorrido a través del tiempo y el espacio, de los años anteriores a la Era Cristiana y sus códices al siglo XXI y sus publicaciones electrónicas ofreció el conversatorio “El libro en México: del códice a nuestros días”, en ocasión del Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor 2019.

Erik Velásquez habló del Códice Maya de México (antes Grolier), que de acuerdo con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ningún manuscrito se había examinado tan escrupulosamente, centímetro a centímetro, como éste, para certificar su autenticidad. De esa forma, el códice ha abierto una nueva ventana al conocimiento de nuestro pasado.

Se le practicaron exámenes de datación, materiales orgánicos e inorgánicos, técnicas de factura, fotografía en el espectro visible e invisible, entomología, iconografía, cronología, microscopía, caracterización químico-mineralógica, morfometría, astronomía, estilo y simbolismo, entre otros estudios especializados, hasta autentificarlo debidamente.

Velásquez ofreció una introducción a la importancia de los códices, “un soporte mediante el cual las civilizaciones precolombinas expresaron por escrito información de diversa índole que para ellos era muy importante, como los anales o crónicas de sus historias, sus genealogías, la pronosticación del futuro o las cuentas económicas de los tributos”.

Al tomar la palabra el maestro Mauricio Molina, narrador y ensayista, experto en lenguas y literatura hispánica, tallerista y catedrático, realizó para los asistentes un vuelo somero sobre lo que fue la literatura mexicana entre la Conquista y las mutaciones que ha tenido la palabra escrita con el paso del tiempo hasta llegar a mediados del XXI y más adelante.

Recordó que apenas unos cuantos años de la caída de la Gran Tenochtitlán, en 1539, a iniciativa de Fray Juan de Zumárraga, el impresor Juan Pablos fundó la primera imprenta en México.

Así, las necesidades de catequización de los pueblos originarios hicieron de la impresa, a su vez liberada años antes por la Inquisición, una necesidad de primer orden.

El especialista explicó que los primeros impresos aquí fueron sobre todo diccionarios y catecismos bilingües destinados a los curas franciscanos para desarrollar sus capacidades lingüísticas, si bien habían llegado a México otros libros renacentistas de contenido más revolucionario que muy pronto fueron prohibidos por la misma Santa Inquisición.

“La impresión y distribución de los impresos se convirtió en asunto de Estado y, por lo mismo, estuvo bajo su control. Por fortuna la demanda de libros llegó a ser tan extensa que el monopolio de la imprenta en México se rompió antes del fin del siglo XVI cuando aparecieron impresores como Antonio Espinoza, Enrique Dávalos y otros más.

Adriana Bernal, periodista y especialista en producción de libros digitales, también tomó parte en el conversatorio “El libro en México: del códice a nuestros días”, quien destacó cómo a partir de las nuevas tecnologías se pueden generar bibliotecas y dejó claro qué es un libro electrónico para verlo como un sistema de manejo de información.

Habló de sus ventajas, posibilidades de lectura y la accesibilidad que se tiene con él, y agregó que existen diversos soportes de lectura para los libros electrónicos. “Incluso, los teléfonos cuentan con una aplicación, de fábrica, lista para ayudar al usuario a leerlos”.

El 23 de abril de 1616 fallecieron Miguel de Cervantes Saavedra, William Shakespeare e Inca Garcilaso de la Vega.

Por ello la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés) instituyó en 1995 esa fecha como Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor.

 

NTX/JCC/IAM