Entrevista con Carlos Bolado sobre Tres Idiotas

 

La película está basada en una cinta de la India


TEXTO DE REVISTA CAMBIO 

A Carlos Bolado siempre le ha interesado que sus películas se vean. No quiere crear un cine para unos pocos miles de espectadores. Por eso, después de haber dirigido su segundo largometraje de ficción, Sólo Dios sabe, en 2006, se propuso no ser el guionista y productor de todos sus filmes, labores que había asumido desde Bajo California: el límite del tiempo (1998), su logrado debut, y a los cuales dedicaba mucho tiempo y esfuerzo. “Yo entré al CUEC a hacer cine y películas, mi idea era contar historias y ser un director”, dice este hombre alto y de cejas pobladas que habla con una voz clara y veloz.

En 2012, Bolado retomó su carrera como director de largometrajes de ficción con Colosio: el asesinato, cinta sobre el homicidio del candidato presidencial perpetrado en 1994. Desde entonces, además de tener tres documentales (uno de ellos, Promesas, fue nominado al Oscar en 2002), la dirección de varias series y una carrera como editor que le granjeó buena fama en los años noventa, ha completado tantas películas para sumar seis ficciones en su filmografía.

“Claro, pierdes más libertad, más control, tienes que hablar más, tener diplomacia, hacer más concesiones, negociar con la gente que consigue el dinero y con los guionistas. En fin, se vuelve más complicado, pero para mí sí ha sido más funcional”. Tan funcional que decidió dar un vuelco radical a su filmografía en su sexto largometraje y dirigir una comedia (algo poco imaginable tras lo que él llama su trilogía política, que además de Colosio incluye Olvidados, sobre la operación Cóndor en Bolivia, y Tlatelolco, verano del 68, sobre el movimiento estudiantil de ese año). Es el caso de Tres idiotas, que se estrenó el 31 de marzo y que está basada en una exitosa película india de 2009.

Bolado ya la había visto cuando le ofrecieron dirigir una adaptación para México. “El reto estaba cabrón”, dice. Empezó a trabajar la primera versión del guion a finales de 2012. Luego, por diferentes circunstancias y después de varios tratamientos para adaptar la historia (la versión final la firman Cory Brusseau, Martha Higareda –también protagonista– y el propio Bolado sobre una adaptación de Antonio Abascal), Tres idiotas comenzó a filmarse a principios de 2016.

“Quitamos muchos números musicales, la película hindú dura casi tres horas, esta es de hora y media, entonces hubo que simplificar la historia”.
—¿Qué te atrajo de dirigir esta cinta?
—Es una comedia que no tiene nada de ñoño ni de sonso. Como la película original, tiene un discurso, un mensaje y una moraleja relacionados con la educación y con una actitud positiva ante la vida. Se necesita una película así en este país en el que casi todo es una depresión y las historias son muy tristes, tanto las reales que vivimos día con día como las que contamos en las novelas y películas. Habla de la educación y cómo puede mejorarse si creemos en nosotros mismos y en la iniciativa de los alumnos. Tres idiotas no es una comedia romántica de Hollywood, sino de Bollywood.

Carlos Bolado sostiene que esta película, protagonizada por Alfonso Dosal, Christian Vázquez, Ramón Valdez y Vadhir Derbez, no es su primera incursión en la comedia. Ya había explorado el género en cortometrajes como Acariciándome frente al espejo y El sentido contrario, sus trabajos estudiantiles en el CUEC. Dice que para él, Tres idiotas fue un reto porque estaba acostumbrado al drama y a la oscuridad que tienen la Historia y la política en México. “Y es un reto irte por algo que tenga humor y cierta ligereza”.

Tuvo que planificar muy bien cómo y dónde emplazar la cámara, elegir bien los lentes que usaría. “Todo debe ayudarte a contar el cuento y tener humor. Los actores, el tono en que los manejas, su naturalismo, el ritmo de cómo soltar las frases”. Además, dice, la cuestión de la verosimilitud era distinta, por ejemplo, a una película como Colosio, en la cual sentía una responsabilidad con el país y la Historia. Y aunque Tres idiotas –sobre dos amigos que buscan a uno más al que no han visto en un buen tiempo y que, según se ve en un largo flashback, les cambió la vida en su época de estudiantes universitarios– se desarrolla en una situación inventada, Bolado no dejaba de tener sus dudas sobre si hacía bien su trabajo.

“Debes acentuar las cosas de manera distinta y ser muy preciso en lo que filmas. Para que los gags funcionen en una comedia, tienes que saberlos filmar; filmarlos tal y como están descritos porque si no, no cuentas el cuento y no cae la risa. Y eso ha hecho que hagamos más planos, y más si queremos competir con la película india, que se filmó en seis meses y no en seis semanas”.

—¿Qué se necesita para ser un director de cine?
—Un director tiene que tener una visión de conjunto y una buena memoria, saber hablar de todo, del vestuario, por qué un personaje es de tal lugar, de tal educación, qué leyó, qué escribió, por qué usa zapatos negros y no cafés o maneja este auto. Tienes que saber de muchas cosas para poder tomar decisiones.

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