“Un pueblo sin música, es un pueblo muerto”.

 

PENDIENTE Por Iván Santiago Marcelo México, 5 Jul (Notimex).- Entre los montes, entre las montañas, donde pareciera tocar las nubes con las manos, ahí, en la Sierra Norte del estado de Oaxaca, retumba la frase “un pueblo sin música, es un pueblo muerto”. Aristeo Vázquez Martínez, director del Centro de Capacitación Musical y Desarrollo de […]


PENDIENTE

Por Iván Santiago Marcelo

México, 5 Jul (Notimex).- Entre los montes, entre las montañas, donde pareciera tocar las nubes con las manos, ahí, en la Sierra Norte del estado de Oaxaca, retumba la frase “un pueblo sin música, es un pueblo muerto”.

Aristeo Vázquez Martínez, director del Centro de Capacitación Musical y Desarrollo de la Cultura Mixe (CECAM), relata a Notimex que para ellos la música es parte esencial de su vida, es lo que les da identidad en México, pero también en el mundo:

“La música tradicional es lo fuerte de esta banda porque es nuestra cultura”.

En Santa María Tlahuitoltepec, un pueblo indígena de la Sierra Mixe, así como se escucha el sonar de algún instrumento musical para celebrar el arribo de una nueva vida, también suena cuando alguien se despide de esta tierra.

Los mixes, conocidos como “los jamás conquistados”, preservan una tradición: la música aprendida con partitura, un conocimiento transmitido de una generación a otra. Cada casa es un salón para aprender, y las calles, donde se reúnen los niños y jóvenes, se convierten en grandes salas de concierto.

 El talento y la pasión por la música le ha dado fama nacional a Tlahuitoltepec, pues es aquí donde los niños antes de aprender a escribir o leer, aprenden a tocar un instrumento que deleita a cualquiera. Y lo que se escucha en especial son instrumentos de aliento.

Tanto hombres como mujeres, sin discriminación alguna, se interesan por asistir al CECAM, y así inician una carrera para llegara a la etapa avanzada y formar parte de su Orquesta Filarmónica.

Ese es el máximo sueño para quienes ahí cursan sus estudios, y no es para menos. La orquesta del CECAM representa a los mixes en los recintos culturales más importantes del país, pero también ha conquistado al público de Estados Unidos y el de Europa.

Señala que aunque no hay un beneficio tangible por la música que tocan, es un reconocimiento a su cultura, a su identidad, es más el orgullo de representar a su pueblo, a Oaxaca, a México.

“No hay un beneficio que se pueda tocar, simplemente es el orgullo de ser diferentes y tener nuestra propia música, nuestra vestimenta, nuestra lengua , todo se consolida en la música”, señala.

Aristeo relata que desde pequeños, en el hogar, a los niños se les motiva a sobresalir en algo, ya se en artes plásticas, pintura, danza, aunque lo que más domina es la música.

Además, el hecho de ver a otros niños o jóvenes tocar en las fiestas, en los sepelios, en las misas, en cualquier evento, los motiva a seguir sus pasos y eso los lleva a estudiar en casa o en el CECAM.

Sones, jarabes y fandangos son parte del repertorio de la Filarmónica del CECAM, donde llegan los niños desde los 4 años de edad para iniciar a desarrollar un talento nato, el cual años después habrán de transferir a las siguientes generaciones.

El ritmo, el compás, la armonía y la instrumentación caracterizan la música de los mixes, quienes, a pesar de vivir lejos de las oportunidades para poder desarrollarse, mantiene la lucha por preservar su cultura ancestral.

Los mixes siempre recuerdan que deben preservar la música y sus tradiciones, porque “un pueblo con conocimiento es un pueblo joven”, es decir, si mantienen su cultura y transmiten el conocimiento a las siguientes generaciones, el pueblo siempre será joven.

-Fin de nota-

 

NTX/ISM