Yuridia: si pudiera eliminaba la fama de mi vida

 

La cantante sonorense, la máxima vendedora de discos en México, se presentará en el Auditorio Nacional


Han pasado más de 12 años desde que Yuridia se sacudió el miedo para cantar en el casting de la cuarta generación de La Academia, el reality show de TV Azteca que la catapultó a la fama. Hoy, con millones de discos vendidos, múltiples reconocimientos y en la antesala de su presentación en el Auditorio Nacional de la CDMX (11 y 12 de mayo), la sonorense confiesa que extraña el anonimato y las enchiladas que prepara su mamá.

“No es por nada, pero siempre pienso en qué habría sido de mi vida si no hubiera ido al casting para ese programa de televisión (La Academia). Y no quiero decir que estoy arrepentida, pero me ha pasado por la mente que si pudiera regresar a esa etapa de mi vida, donde todo cambió, a lo mejor yo misma me sacudiría y me diría: ‘No vayas todavía, no lo hagas. Prepárate un poquito más’”, dice Yuridia con un dejo de nostalgia.

Asegura que, si pudiera viajar en el tiempo, le diría a la Yuridia de 18 años que se cuidara más; “me advertiría muchas cosas: ‘Mira, esto, esto y esto va a pasar; mucha gente se va a querer adueñar de ti; no vas a ver a tu familia en mucho tiempo; vas a crecer muy rápido y te vas a dar unos buenos golpes’. Sí, sí iría y le advertiría muchas cosas de este negocio a esa niña”.

En una época donde la mayoría de los baladistas y cantantes pop hispanos celebran con bombo y platillo la venta de 75 mil o 100 mil copias de un álbum, Yuridia Gaxio – la Flores (su nombre completo), es una intérprete que logra desplazar hasta un millón 300 mil unidades físicas con cada una de sus producciones discográficas. Una cifra descomunal en nuestros días.

Sólo en lo que va del siglo XXI, ningún otro artista o grupo mexicano ha vendido más discos ni recibido más reconocimientos que Yuridia, quien a finales del año pasado presentó Primera fila, su séptimo álbum, en el que recupera, con nuevos arreglos musicales, los mayores éxitos en sus 12 años de carrera, desde que obtuviera el segundo lugar en la cuarta generación del programa La Academia .

La sonorense revela no ser la misma persona cuando está arriba del escenario.

“Viven en mí dos personas bien diferentes. Cuando estoy parada en un escenario siento que cambio mucho, por la misma presión de tener un contrato ya pactado para presentarte frente a mucha gente; eso te empuja a quitarte miedos e inseguridades. Mucha gente me ha dicho: ‘Es que eres otra y hasta caminas diferente en el escenario’, pero yo no me doy cuenta de eso. En cambio, cuando estoy abajo del escenario soy muy tímida y me cuesta trabajo entender que soy una figura pública”.

Al ser cuestionada en torno a si la fama le ha hecho perder el piso, Yuridia considera que “más bien me ha hecho esconderme un poquito y cuidarme más. La gente piensa que la fama es superglamorosa y que los artistas somos felices posando frente a las cámaras, que nos encanta que nos paren en la calle para pedirnos autógrafos, que morimos por salir en todas las revistas, que nos cuidan guaruras de dos metros de estatura, que nos regalan cosas todo el tiempo, que tenemos casas lujosas y autos deportivos último modelo… Pero qué creen, nada de eso existe. A mí me interesa que la gente se dé cuenta que los artistas son personas, y que son seres humanos normales. La diferencia está en que viven el arte con mucha más intensidad. Pero la fama es complicada”.

Luego de hacer una pausa, agrega: “Si pudiera, eliminaba la fama. Ojalá y la vida de un artista se concretara a salir a cantar y, de vez en cuando, a grabar un disco. Y que ahí parara todo”.

“Extraño el anonimato. Muchos piensan que quienes nos dedicamos a cantar lo hacemos porque queremos ser famosos. Y nos lo echan en cara: ‘¡Ah, pues tú querías ser famosa!’. ¡No…! Yo nunca pedí ser famosa. Yo sólo quería cantar y que la gente cantara conmigo; yo no quería que en la escuela le hicieran bullying a mi hermano menor, por el simple hecho de que su hermana ‘famosa’ salía en la tele”, asegura la intérprete.

Cuando se le pregunta qué más extraña de la época en que la fama todavía no tocaba a su puerta, Yuridia guarda silencio, se mesa el cabello y dice que extraña cosas tan simples, “como la comida de mi mamá… ¡Ay, quiero llorar! Extraño la comida de mi mamá…”. Yuridia vuelve a guardar silencio y en sus ojos asoman algunas lágrimas.

—Yuridia, llámale a tu mamá y dile que extrañas su comida. Ten, te presto mi teléfono. —No, de verdad te lo agradezco… Ahorita me acordé de que hace unas enchiladas bien sabrosas. Bueno, todo lo que ella cocina le queda bien rico… Hace tantos meses que no la veo… ¡Quiero ir con mi mamá! Para este momento, Yuridia está en un mar de lágrimas. “Ya ves, ya me hiciste llorar”.