Atracón, conducta de riesgo alimenticio

 

Trastornos de comida afectan a 300 mil adolescentes


Especialistas en trastorno de la conducta alimentaria estiman que existen 300 mil adolescentes en México que padecen la enfermedad conocida como trastorno por atracón, y un millón y medio más con conducta de riesgo.

En México el trastorno por atracón tiene una prevalencia de 1.6 por ciento entre la población, y de ésta, 60 por ciento en mujeres y el resto son hombres.

“Un porcentaje, alrededor del seis o el ocho por ciento, de nuestros adolescentes tienen conducta de riesgo a trastorno de perder el control; es decir, yo creo que es un número suficiente para alertar a la población de que el tema del trastorno por atracón sí existe en la población mexicana”, apuntó Armando Barriguete Meléndez, director de la Clínica de trastornos de la Conducta Alimentaria del Hospital Polanco y Puebla.

Al hacer un comparativo sobre un estudio elaborado en 2006 y 2012, las entidades que presentaron mayor conducta de riesgo (pérdida de control), en su población son Baja California, Morelos y Sonora.

Alejandro de Jesús Caballero Romo, especialista en el tema, consideró que, como parte de la estrategia contra la obesidad realizada por el Gobierno Federal, se deben incluir acciones para combatir el trastorno por atracón, considerado un problema de salud pública.

“Hay que tener en cuenta la disponibilidad de alimentos de gran contenido calórico y muy fácilmente accesibles para la población infantil o a la población de adolescentes; por otro lado, a lo largo de los últimos años se detectaron alteraciones metabólicas que antes eran propias del adulto, como el síndrome metabólico o la falta de respuesta a la insulina, en población más joven”, dijo.

Ambos investigadores recordaron que el Consejo Nacional para las Enfermedades Crónicas es el encargado de atender trastornos de la alimentación, y está integrado por las secretarías de Hacienda, Economía, Salud, Educación, Trabajo y Desarrollo Social.

El desorden se relaciona con malestares emocionales como frustración, tristeza, ansiedad y adicciones (tabaco y alcohol), y problemas familiares y escolares, así como en pareja e incluso con jefes de trabajo son detonantes del mismo.

Los especialistas resaltaron que la enfermedad no es una decisión del paciente o falta de voluntad, sino es un trastorno complejo que implica alteraciones neuroquímicas a nivel cerebral.