El joven Obama

 

Devon Terrell interpreta a Barack en Barry


Una de las tantas artimañas a la que recurrió el actual presidente electo, Donald Trump, durante su campaña rumbo a la Casa Blanca, fue provocar la duda sobre si el presidente Barack Obama era realmente estadounidense.

Se trataba de un golpe bajo como pocos, y es que esa misma duda sobre sus raíces y su nacionalidad atormentaba al joven Obama desde principios de los años 80, cuando llegó como estudiante a Nueva York. Era la etapa en que nadie le llamaba Barack y todos lo conocían simplemente como “Barry”.

En Barry, la ópera prima en el cine de ficción del antes documentalista de Vikram Gandhi (se puede ver de manera exclusiva en Netflix) se narra aquel episodio de juventud cuando Obama, lleno de dudas e inseguridades, llegaba a Nueva York en pleno auge de las drogas, el Hip-Hop y el break dance. El joven Obama se hace de amigos que le enseñan las dos caras de Estados Unidos.

Junto con su novia Charlotte, una chica blanca de familia acaudalada (interpretada por Anya Taylor-Joy), conoce aquella sociedad liberal de dinero, que no tiene empacho en que sus hijas salgan con gente de color, pero tampoco hacen algo por combatir el racismo recalcitrante de la época.

Luego están sus amigos, migrantes casi todos, que le enseñan sobre la vida del Harlem, de aquellas zonas marginadas, abandonadas por el estado donde, tras la puerta de cada uno de los minúsculos departamentos, puede haber prostitución o un “picadero” de heroína. El joven Barry quiere recorrerlo todo, saber de todo, sin embargo, no se siente parte de nada.

Al joven Obama le molestaba ver el racismo diario (en las noches, la policía de la universidad le pedía identificación, algo que no pasaba con los alumnos blancos del campus), el cual padecía por partida doble al ser hijo de madre blanca y padre negro.

El actor Devon Terrell da vida al joven Obama con una actuación sumamente sólida que cuida la sutileza del detalle. Terrell tiene los ademanes, el tono de la voz; pero nunca hay exceso que derive en imitación. Se trata de un trabajo que denota largas horas de estudio a su personaje.

Tanto el director como el guionista (el también debutante Adam Mansbach) tienen cuidado de no caer en los clichés clásicos de las biopics.