El monte Everest está en peligro, y todo por la popó humana

 

Es una bomba fecal latente


Cada año miles de turistas acuden al monte Everest para escalarlo simplemente para realizar una expedición, sin embargo, esta atracción turística está en grave peligro de convertirse en el excusado más alto del mundo.

Lo que para muchos es una simple diversión para el planeta tiene un alto costo ecológico, y es que tanta visita conlleva a una generación de residuos importante, en especial en materia de heces.

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Un alpintista, en promedio, tarda dos meses en escalar el monte, según Sagarmatha Pollution Control Committee este produce durante ese tiempo produce poco más de 27 kilos de excremento y si tenemos en cuenta que año con año llegan más de mil 200 personas, hablamos de aproximadamente 32 mil 400 kilos de desechos humanos.

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Aunque existe una asosiación de limpieza que se encarga de recolectar los residuos de los campamentos (12 mil kilos) aún no se pueden contabilizar ni recoger las popós que los alpinistas dejan a su paso rumbo a la cima.

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La recolecta total del excremento termina depositada en el lago Gorak Shep pero el problema es que no hay una forma que siga su proceso natural de desintegración pues se amontona sin cesar en el mismo lugar.

Se prevé que la mala gestión, a largo plazo, provocará graves problemas de sanidad en la zona y de contaminación en las aguas ubicadas al pie de la montaña que son utilizadas por los habitantes del lugar y por los turista para consumo.

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Sin embargo, no todo está perdido, Grayson Schaffer, editor de la revista Outside entrevistó a un ingeniero retirado que intentó escalar la cima en 2003, que durante años ha pensado en posibles soluciones para limpiarlo.

Su solución, es simple. Para limpiar esta maravilla natural propone usar un digestor de biogás para convertir los excrementos en algo que se pueda reutilizar. El aparato podría convertir las heces en fertilizantes y metano, un biogás renovable que puede usarse para cocinar alimentos.

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Pero existe un obstáculo, y radica en que las bacterias no harán su trabajo a temperaturas muy bajas, por lo que trabaja en otra solución.

Mientras esto se logra, el Everest está a punto de convertirse en la mayor bomba fecal de la naturaleza.

AG