En 20 años, disminuyeron 18 por ciento las bodas en México

 

La tendencia que a futuro podría romper con el modelo en que se basa la sociedad


Casarse o no casarse: es el dilema en el que muchas parejas jóvenes en México se encuentran actualmente. Lo que es evidente, es que cada vez menos dicen “sí” a una propuesta matrimonial o ni siquiera piensan en ese tipo de compromiso y optan por otras figuras como la unión libre.

De acuerdo con datos del Inegi, el número de matrimonios registrados en el país ha ido a la baja en los últimos 20 años y, en tendencia contraria, los divorcios van en aumento.

Mientras que en 1996 el Inegi informó la celebración de 670 mil 523 parejas que se casaron, para el 2016 este número fue menor en un 18 por ciento, con 543 mil 749 matrimonios.

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Esto revela que en los divorcios la curva al alza es constante, debido a que en 1996 se disolvieron 38 mil 545 matrimonios y año con año fueron incrementándose hasta registrarse 139 mil 807 separaciones en 2016; es decir, casi cuatro veces más.

Las cifras nacionales de nupcialidad y divorcio tienen que ver con un factor generacional, explica Felipe Gaytán Alcalá, sociólogo e investigador de la Universidad La Salle.

“El aumento de los divorcios se ha dado sobre todo en la generación que nació en los años ochenta y ahora vemos una crisis donde se desencantaron del matrimonio. Y la (generación) actual ni siquiera se quiere comprometer, no quiere apostar por esta experiencia”, explica Gaytán Alcalá.

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Las cifras nacionales correspondientes al 2016 señalaron que ese año la duración legal del matrimonio se encontró entre uno y cinco años en el 22 por ciento de todos los casamientos; entre seis y nueve años en el 16 por ciento de los casos; y entre 10 y 15 años en el 19 por ciento del total de matrimonios.

Aunado a ello, quienes más se divorciaron nacieron entre 1976 y 1986. Es decir, que hasta hace dos años esas personas tenían entre 30 y 40 años y eran las que se separaban con mayor frecuencia de sus parejas.

De continuar esta tendencia, el modelo en el que se basa la sociedad actual, es decir, la familia, sufriría una fractura cuyas implicaciones se verían reflejadas en un sinfín de aspectos tanto económicos, legales, comerciales e, incluso, religiosos.

Se empezará a crear una sociedad de personas cada vez más viejas, los planes para adquirir créditos tendrán que modificarse y el sector comercial que está basado en la familia a partir del matrimonio se verá gravemente afectado.

Con información de Reporte Índigo

 

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