Leyendas sexuales. El cabello es un fetiche

 

No son pocas las personas que en pleno momento candente piden a gritos: “¡Jálame el pelo!”. Hay hombres y mujeres que disfrutan esa sensación intensa


¿Quién no ha visto alguna vez una de esas escenas donde una mujer suelta el cabello que traía amarrado en una cola de caballo, con un fondo de música sensual? ¡Es que lo usan hasta en los anuncios comerciales! No entiendo, entonces, cómo es que los hombres no comprenden los miles de pesos que una mujer puede llegar a gastar en arreglar su cabello.

Ojo, no defiendo la mercadotecnia que nos vende productos y más productos a fin de hacer la melena abundante, sedosa y brillante, pero sí estoy segura de que el cabello es uno de los elementos más sensuales que podemos tener las mujeres. ¡Y, por supuesto, los hombres también!

Viví mi adolescencia en los noventa, así que un cabello al hombro y medio despeinado como el de los cantantes Kurt Cobain o Eddie Vedder eran lo más sexy que yo me podía encontrar en las revistas de la época. Lo que para mi papá era sólo “un greñudo mugroso” para mí representaba la rebeldía, y difícilmente algo supera en sensualidad esa actitud cuando uno es adolescente.

No me refiero aquí al cabello como un accesorio ni como un elemento más sujeto a la moda; el cabello es un fetiche. Es decir, puede fungir como tal. Algunos hombres, por ejemplo, me han contado que enloquecen con las mujeres de cabello corto. No supieron decirme bien por qué, sin embargo, las encuentran sexys y atrevidas.

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A otros varones los excita que una mujer se peine estilo cola de caballo. Y qué decir del papel que juega este peinado durante… no sé, una penetración desde atrás, tipo “perrito”, donde el hombre puede tirar de esa coleta con una sola mano y así agarrar vuelo con el propósito de hacer más fuertes o más profundos sus movimientos.

Porque parece que lo olvidamos, pero esta parte de la piel tiene un cúmulo especial de terminaciones nerviosas y las sensaciones que produce no se parecen a las de la piel que sólo tiene un vellito ligero. ¿Nunca has necesitado despegarte un chicle del cabello? Si jalas un área pequeña, se puede sentir claramente cómo se arranca pelito por pelito (¡auch!). ¡Ah!, ¿y qué tal cuando tu pareja entrelaza sus dedos en tu cabellera y aumenta poco a poco la presión hasta el punto exacto en el que la piel se pone chinita? Sí te ha pasado, ¿no?

Tirar del cabello de un hombre con estilo casquete corto puede ser más difícil, aunque no imposible. Casi siempre hay una zona en la frente donde el pelo queda más largo y es de ahí de donde ella puede asirlo para comenzar la diversión, llámese esta un beso francés o una ayudadita con la finalidad de que el rostro del galán llegue al lugar del cuerpo donde ella quiere que se estacione.

Por el contrario, creo que cualquiera puede imaginarse lo “matapasiones” que es enredarse con alguien que tiene el cabello sucio, pues la grasa que se acumula, por la gran zona que abarca, puede desprender un olor muy desagradable.

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Mejor quedémonos con lo placentero. Una cabellera suave, perfumada y acariciable no tiene por qué ser exclusiva de las mujeres. Es más, creo que todos nos hemos fijado alguna vez en ese rasgo en el sexo opuesto (o el que nos atraiga, pues), aunque tal vez no muy conscientemente. Quizás hasta guardamos por ahí alguna memoria olfativa relacionada con esto: un shampoo, algún producto para estilizar el pelo que nos recuerda a una persona que lo usaba. Ya sabes que aquí se trata de probar, así que la próxima vez quizás puedas poner un poco más de atención en la melena de tu pareja. Ahí nos cuentas cómo te fue. Suéltate el pelo.

* Periodista especializada en salud sexual.

@RocioSanchez