Muere el periodista Hugo Gómez

 

Trabajó y fundó medios en Chile y México; fue también futbolista profesional y telegrafista


Hugo Guillermo Gómez Contreras (1935-2018), periodista chileno que llegó a México tras el golpe de estado en su país, en septiembre de 1973, quien dejó un legado de más de medio siglo como periodista y colaboró en una veintena de medios, principalmente impresos y fue también fundador de varios de ellos, falleció la noche de este jueves a los 83 años de edad, como producto de una enfermedad.

El también conocido como “El Gato” Gómez fue miembro del Partido Comunista de Chile, director de diarios de izquierda en su país y también fue futbolista profesional y telegrafista.

Desde el exilio en México, fue pieza fundamental de la resistencia que intentaron mantener los allendistas, personajes afines al derrocado y mártir presidente Salvador Allende Gossens, y fue presidente de la asociación de chilenos exiliados que lleva su nombre.

Hugo Guillermo Gómez Contreras llegó a México en el primer grupo de exiliados, en septiembre de 1973, que salvó así la vida y perseguido por el régimen de Augusto Pinochet.

En el funeral al que asistieron sus compañeros de exilio, del que ya han fallecido 143 en México, su hijo, el también periodista Ramiro Gómez Luego, compartió una reseña de “El Gato”, como le llamaban sus colegas y amigos.
Aquí el texto íntegro:

Queridos compañeros, les informó que este jueves 27 de diciembre y luego de librar una valiente batalla durante casi dos años contra un tumor cerebral grado 2, falleció en la Ciudad de México a la edad de 83 años mi señor padre Hugo Gómez Contreras. ‘El Gato’ Gómez, como lo conocían sus amigos en el sector Independencia de Santiago, no sólo fue un prometedor jugador profesional de futbol durante su breve trayectoria con el equipo Iberia (una lesión lo obligó a retirarse), sino también un destacado integrante de Correos y Telégrafos de Chile, así como reportero de la revista Vistazo y el periódico ‘El Siglo’, además de subdirector del periódico ‘Puro Chile’ y director general del periódico de ‘Valparaiso: El Popular’.
Gómez Contreras llegó asilado a México a finales de 1973 y luego de una breve estancia como miembro del canal televisivo del Instituto Mexicano del Seguro Social retomó su mayor pasión, el periodismo escrito, iniciándose como reportero deportivo en el periódico ‘El Sol de México’, labor que desempeñó durante cuatro años, mientras colaboraba en diversas revistas deportivas como ‘Balón’ y ‘Box y Lucha’.
Tras una estancia de más de un año como director editorial del periódico deportivo ‘Estadio’, durante la cual cubrió el Mundial de Futbol de Argentina 1978, ‘El Gato’ Gómez , quien entonces ya era también colaborador de las publicaciones ‘Revista de Revistas’, ‘DF Tips’ y ‘Tercer Tiempo’, integró el equipo original de profesionales que dieron origen al periódico ‘Uno más Uno’, en el cual laboró como reportero, redactor, formador y cabecero de las secciones Internacionales, Cultura y Deportes hasta 1989, año en que luego de que le es retirada la letra L de su pasaporte decide retornar a Chile para aportar su grano de arena en la lucha contra la dictadura militar.
Durante su estancia en Chile Gómez Contreras no sólo se desempeña como corresponsal del periódico ‘Uno más Uno’, sino que también forma parte del equipo de locutores de la Radio Nuevo Mundo e incluso llega a ser editor de suplementos comerciales para periódicos como ‘La Nación’ y ‘El Mercurio’, medio éste último en donde no duró mucho por razones más que obvias, aunque a él le daba mucha risa.
En 1991 retorna a México donde se integra como cabecero y formador de las secciones de Internacionales y Espectáculos del periódico ‘La Jornada’, además de que participa como fundador y subdirector editorial de la ‘Revista Macrópolis’, proyecto surgido en 1992.
En el año 2013 el Gato Gómez se convierte en el primer reportero de ‘La Jornada’ que alcanzó su jubilación, algo a lo cual le tenía mucho miedo por aquello de que desde los 15 años, cuando se empleó como vendedor de zapatos por comisión en una tienda de Santiago, siempre había estado ocupado, lo cual no impidió que un día me confesara en su mexicano con acento chileno que desde que no hacía nada se sentía ‘a toda madre’.
A mi señor padre le sobreviven su ex esposa, mi madre, Irene del Carmen Luengo Soto, su compañera sentimental, Teresa Vargas, sus cinco hijos, Olga, Wilma, Mariana, Carolina y un tal Ramiro, así como nueve nietos (a quienes describía como sus orgullos mexicanos) y tres bisnietos.
Escribo esto de memoria, por lo que es un hecho que haya fallado en algún nombre, fecha o lugar, pero no puedo acabar sin mencionar el hecho de que al menos durante unos dos años mi padre llegaba por ahí de las 12 de la noche a la casa cargando una montaña de cables con notas sobre Chile que se los ‘volaba’ del ‘Uno más Uno’, los cuales tenía que leer vía telefónica, de lunes a viernes y por ahí de las dos de la mañana, a una persona que trabajaba en la Radio Moscú, algo tan agotador que varias veces me tocó a mí, que llegaba un poco más temprano, hacerla de lector de noticias por encargo paternal, pero en fin, la causa era la causa.
Descansa en paz viejo querido.

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