“No me dejes nunca”, corearon fans de Juanga

 

Estiman en 700 mil los asistentes al homenaje al Divo deJuárez


E. HERNÁNDEZ / R. ORTIZ 

Por cuarta ocasión la puerta principal del Palacio de Bellas Artes se abrió para recibir a Juan Gabriel.

Eran las 4:45 de la tarde y su hijo mayor, Iván Gabriel, depositaba la urna con las cenizas del Divo de Juárez, mientras de fondo sonaba la canción “Amor eterno”, interpretada por el tenor Fernando de la Mora, acompañado por el mariachi Mi Tierra, músicos que acompañaron a Juan Gabriel durante su última gira.

Iván Gabriel Aguilera, el secretario de Cultura Rafael Tovar y de Teresa, y la directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes, María Cristina García Cepeda, asi como el manager del cantante, Jesús Salas, montaron la primera guardia de honor, mientras afuera miles de personas coreaban a todo pulmón algunos de los temas, lo que hizo vibrar una vez más el coloso de mármol.

El gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles; el de Chihuahua, César Duarte, y el presidente municipal de Ciudad Juárez, Enrique Serrano, también montaron guardia.

A partir de ese momento cientos, miles de seguidores de Alberto Aguilera, quienes desde las 8 de la mañana hicieron fila, pudieron ingresar a Bellas Artes para darle un último adiós; algunos con fotos, flores y lágrimas coreaban su nombre, otros cantaban sus composiciones.

Mientras, afuera, el número de admiradores aumentaba, algunos hacían fila, otros escuchaban las interpretaciones de Aída Cuevas, Pablo Montero, mariachi Mi Tierra, Alejandra Ávalos, la Sonora Santanera, entre otros, en el escenario montado en la explanada de Bellas Artes.

Las puertas permanecerán abiertas hasta que la última persona formada pueda decir adiós a su ídolo. Tovar y de Teresa, estimó que entre 500 mil y 700 mil personas acudirán a Bellas Artes.

Es un día de fiesta y dolor “¡Órales, dejen ver y bajen los paraguas que ya viene Juan Gabriel!”, empezó a gritar la gente que esperaba en Avenida Juárez al cruce con Eje Central, unos instantes antes del paso de la carroza fúnebre con las cenizas del cantautor.

Convertidas en una masa uniforme, cientos de personas se apretujaban para ver pasar el auto que transportaba los restos del ídolo. Ni la lluvia ni la angustiosa espera impidieron que los corazones se paralizaran, al ver las luces de patrullas que anticipaban que los restos de El Divo de Juárez pasarían pronto por el lugar.

“¡Hay más gente que cuando murió Pedro Infante! Yo tenía 13 años cuando pasó y sí había una multitud, pero a Juan Gabriel le hacen homenajes por todos lados”, aseguró Irma Alicia Martínez, quien portaba una cartulina con recortes de periódico sobre El Divo de Juárez, y a paso lento, pero firme, llegó a la Alameda Central, para dar el último adiós a Juanga.

Igual que ella, miles llegaron desde temprano, incluso desde la noche del domingo, “porque queríamos apartar lugar, porque mire nada más, cuanta gente. Nos trajimos las tortas y pos ya tenemos buen lugar para decirle adiós a Juanga”, señaló Roberto Muñoz, quien acompañado por su esposa y su madre, una mujer de 66 años, improvisó una “camita”, para que la anciana descansara.

Los policías se tomaban de las manos, trataban de contener a la gente y evitar que accediera al Palacio de Bellas Artes.  “Hasta que nos den la orden”, señaló un policía, quien, con voz autoritaria, llamaba al orden a un grupo de mujeres.

¡Mejor hubieran puesto canciones de Juanga, no estas cochinadas de anuncios!” expresó Maricela, quien esperaba desde las 10 de la mañana a que abrieran el recinto, mientras observaba las pantallas gigantes colocadas en ese sitio.

A un costado, en la Alameda, instalaron una cocina comunitaria que ofrecía comida corrida por 10 pesos.

Alrededor de 30 personas gritaban “Parácuaro Michoacán” a toda voz. “Venimos a pedirle a los hijos de Juan Gabriel, sobre todo a Iván, que lleve a Juan Gabriel a Parácuaro, porque de allá es él y queremos hacer el homenaje”, señaló Noé Zamora Zamora, presidente municipal de Parácuaro.

Canciones como “Amor Eterno”, “Querida” y “Noa Noa” se escuchaban por toda la Alameda, en los comercios ambulantes, en los negocios establecidos a los alrededores, en las estaciones del metro, en las pantallas de televisión, en la radio, mientras los restos de Alberto Aguilera Valadez, nombre real de Juan Gabriel, cruzaban la puerta de la Catedral del arte en México.