Lo que hay que saber sobre la próxima tormenta magnética

 

Apenas será perceptible en el país: UNAM


Por: MONSERRAT MÉNDEZ

El Laboratorio Nacional de Clima Espacial (Lance), de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) aclaró que la tormenta magnética que ocurrirá entre el 14 y 18 de marzo apenas será perceptible y no se trata de una “gran tormenta” como se difundió en varios medios.

A finales de febrero se difundió en agencias rusas que el Laboratorio de Astronomía Solar de Rayos X del Instituto Físico de la Academia de Ciencias Rusas pronosticaba una gran tormenta geomagnética para este 18 de marzo, y que tres días antes se registrarían daños en las telecomunicaciones de todo el mundo.

Ante ello, autoridades del Instituto de Geofísica de la UNAM y el responsable de Lance, Juan Américo González Esparza, realizaron una conferencia de prensa donde aclararon qué pasará realmente: este evento es producto de corrientes de viento solar que interaccionan con el campo magnético de la tierra y que ocasionarán afectaciones menores.

González Esparza aclaró que estos efectos  serán perceptibles “sólo para la gente que tenga dato de satélite, que tenga instrumentos como un magnetómetro, podrá detectar pequeñas variaciones, para los demás serán imperceptibles”. Detalló que debido a nuestra baja latitud somos menos susceptibles mientras que la gente que viva cerca de los polos va a ver auroras boreales.

Tormentas solares

Las tormentas solares son el resultado de explosiones en la superficie del sol. Cuando las manchas solares se cruzan pueden generar una liberación de energía, esas son las explosiones solares.

Éstas emiten una nube con partículas solares que tardan entre uno y cuatro días en llegar a la tierra, “la nube impacta contra la coraza magnética de la tierra ocasionando alteraciones en su campo magnético, a esto se le conoce como tormentas magnéticas, las cuales afectan las telecomunicaciones, los sistemas de posicionamiento global y en un caso extremo o muy intenso pueden llegar a afectar los sistemas de generación y distribución de energía eléctrica”, además se vería afectada la aviación y los satélites.

Si bien existe una amenaza de una tormenta solar, esta corresponde más bien al ciclo del sol, que es de 11 años, por ello desde 2015, diversos países del mundo publicaron sus estrategias para prevenir desastres por explosiones solares.

Aunque las explosiones, al igual que los sismos, no se pueden predecir, este ciclo del sol aumenta la probabilidad de que ocurra una tormenta de gran intensidad entre 2023 y 2024 sin que se sepa la fecha exacta.

En 2014 México realizó cambios en su Ley de Protección Civil, donde se incluyeron los fenómenos astronómicos en sus artículos 2, 20 y 82, y un año después, en octubre, el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), la Agencia Espacial Mexicana (AEM) y el Servicio del Clima Espacial convocaron al grupo Clima Espacial en México para crear el Manual de Gestión de Desastres de Clima Espacial, el cual contiene una estrategia para actuar ante fenómenos como las explosiones solares.

Se espera que el Manual se publique entre septiembre y octubre de este año en el Diario Oficial de la Federación.

González Esparza explicó que no hay riesgo alguno para la salud de las personas, pero sí genera otro tipo de daños: “Las tormentas solares tienen el potencial de crear daños muy importantes en nuestra vida cotidiana, y es el problema de la dependencia que tenemos a estos sistemas tecnológicos que nos están haciendo tan vulnerables”.

Hasta el momento se tiene el registro de una gran tormenta magnética que ocurrió en 1859 y fue conocida como Carroington, pero el responsable de Lance detalló que en ese entonces no había celulares ni internet, “lo único que había era telégrafos y sí se vieron afectados”.

En 2003 se registraron “minitormentas” que se conocieron como “Tormentas Halloween”. En total fueron 17 erupciones que se percibieron del 17 de octubre hasta el 7 de noviembre a través de auroras boreales rojas vistas en Florida y Texas, así como apagones y daños permanentes en más de la mitad de la flota de satélites de la NASA.

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FF