Rosario Castellanos. En sus textos dio voz e importancia al feminismo mexicano

Castellanos, la eterna femenina
REDACCIÓN Publicado el
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A Rosario Castellanos dos hechos significativos marcaron su vida: la muerte de su hermano y quedar huérfana en su juventud. Tales circunstancias trazarían el rumbo de su existencia y sería la materia prima que nutriría su literatura, pues saberse sola para enfrentar al mundo templó su carácter y su producción literaria; enfocó su interés en el papel de la mujer en la sociedad, la crítica al sexismo y su fetichización, que dio frutos en su libro Mujer que sabe latín, y en toda su obra poética.

La escritora y diplomática (fue embajadora de México en Israel a comienzos de la década de los 70) se convirtió en la primera mujer escritora en su natal Chiapas; haber nacido en la hacienda de su familia en Comitán, impregnó a la poeta de ese ámbito cultural, de ese universo mágico herencia de los mayas y supo recoger esa cosmología del mundo prehispánico.

Se abrió paso por la fuerza y estética de su obra, pero también abordó temas políticos. Consideraba la poesía “un intento de llegar a la raíz de los objetos”, y el enfoque sexista lo transmitió en su cuento “Lección de cocina”.

Gran conocedora de la literatura nacional, en su ensayo La novela mexicana contemporánea y su valor testimonial, Rosario Castellanos precisa que las obras de corte indigenista se abocan a tratar de “la objetividad del tratamiento y la individualidad del personaje”, y refiere que aunque parezca extraño para la sociedad “blanca”, era relevante para la historia y la narrativa de México.

Cultivó novela, cuento, ensayo y teatro: Balún Canán, Oficio de Tinieblas, Rito de iniciación, Los convidados de agosto, Álbum de familia, Declaración de fe, y El eterno femenino, entre otros.

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