Tláloc II explora los secretos del inframundo

 

Reveló secretos guardados hace 2 mil años por la civilización teotihuacana


Equipado con tecnología de punta y con innovaciones respecto a su antecesor, el robot Tláloc II exploró el corazón del templo de Quetzalcóatl, y reveló secretos guardados hace 2 mil años por la civilización teotihuacana; este descubrimiento fue uno de los principales hallazgos arqueológicos del siglo XXI.

El “Proyecto Tlalocan, Camino bajo la tierra”, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), puesto en marcha en 2013, utilizó a los robots Tlaloque I y Tláloc II para inspeccionar las entrañas del edificio.

El segundo de los robots fue el que ayudó a descubrir tres cámaras subterráneas construidas debajo del templo de la Serpiente Emplumada, donde, según hipótesis de los arqueólogos, los dignatarios de Teotihuacán eran investidos o, probablemente, sepultados.

Durante la exploración se hallaron poco más de 50 mil objetos, entre los que destacan caracoles y elementos marinos, pelotas de hule, huesos de animales, piezas de madera, objetos de cerámica, cuentas de jade y fragmentos de piel.

Tláloc II, diseñado por ingenieros del Instituto Politécnico Nacional, es la conjunción de tres vehículos: un robot con transmisión de “orugas”, sobre el cual se colocó un “insecto” (que avanza por la tierra como si fuera una araña) y un robot volador.

La máquina cuenta con una extensión en los brazos para saltar obstáculos, un escáner láser para tomar medidas y un georradar. Su peso es de 25 kilos.