¿Cambia tu vida sexual por una mastectomía?

 

Sobrevivir al cáncer puede ser la primera de muchas batallas


AUTOR: JULIETA SÁNCHEZ Y JAVIER PÉREZ

Carolina decidió no utilizar una prótesis, tampoco se realizó alguna reconstrucción física luego de que le practicaron una mastectomía con el propósito de extraer un tumor de uno de sus senos. Entonces era adolescente. Dieciocho años después vive una vida plena y mantiene en pie su decisión. Hoy es una mujer casada y califica como normal su vida sexual. Y siempre lo ha sido así, hasta su pareja y ella practican posiciones sexuales lúdicas.

El ejercicio, una de las actividades de prevención que recomienda la NOM 041 (para la prevención, diagnóstico, tratamiento, control y vigilancia epidemiológica del cáncer de mama), ha sido su terapia a fin de mantenerse sana. Hasta ahora ha participado en dos maratones y practica spinning diariamente. La actividad física es su aliada ante lo que califica como un desorden emocional que quizá vuelva a repetirse.

En una época de aparente libertad sexual, es importante entender que la sexualidad tiene que ver más con la ideación y la expresión de las intenciones y no tanto con el sexo en sí. Es decir, la sexualidad se asocia con la manera en que las personas se relacionan con su necesidad de cariño, intimidad y contacto físico. Carolina y su esposo lo han entendido así y lo llevan a la práctica. Sin embargo, hay muchas mujeres que no pueden, pues haber remitido un cáncer de mama mediante una mastectomía puede ser una experiencia devastadora, ya que tal vez pierda una parte de un seno, un seno completo o, en pocos casos, ambos.

¿Qué tan “normal” puede ser mi vida incluso si mi cáncer está controlado?, es quizá la primer pregunta que se plantea una mujer que se ha sometido al tratamiento del cáncer de mama. Hablar de mutilación no es poca cosa. La palabra tiene una carga emocional muy negativa. “Obviamente nadie quiere mutilar a nadie, lo que se quiere tener es un control de la enfermedad. Para ello se debe construir una estrategia a fin de obtener el menor daño posible, tanto físico como emocional –dice el doctor Juan Enrique Bargalló Rocha, jefe del Departamento de Tumores Mamarios del Instituto Nacional de Cancerología–. Hay que trabajar sobre ello desde el ámbito emocional, psicológico, físico y cultural. Se debe cuidar la sexualidad manteniendo el control de su vida, pero no sobreestimarlo, por ejemplo decidir no tratarse para que no lo mutilen”.

El doctor también es claro en el contrasentido: que se subestimen algunos aspectos. Por ejemplo, que se ignore el goce sexual del paciente en función de su salud y que se deje de lado. “Se puede tener cáncer y tener controlada la enfermedad por un tiempo indefinido. Los que lo entienden son los pacientes.

Ellos saben que hay que vivir acompañados con el cáncer, y específicamente el cáncer de mama es el que ha ido ganando esa batalla. A veces parece poca cosa, no obstante, cuando tienes muchas pacientes con cáncer de mama, ya no es poca cosa”, dice el oncólogo. De hecho, actualmente el cáncer de mama es la segunda neoplasia más frecuente en el mundo y la de mayor mortalidad en mujeres.

¿SEXUALIDAD AFECTADA?

Cuando Carolina salió de la operación no se sentía cómoda consigo misma. Aunque era consciente de su decisión, se sentía menos atractiva y tardó mucho tiempo en buscar una pareja sexual. Es uno de los efectos secundarios más comunes. Pero también los senos y los pezones son fuente de placer sexual para muchas mujeres y sus parejas. Tocarlos es parte del juego previo. Algunas pueden alcanzar el orgasmo sólo con esas caricias. En muchos otros, acariciar los senos aumenta la excitación sexual.

Carolina a veces se siente cohibida con su esposo. Por eso han buscado posiciones que a ella la hagan sentir cómoda y con las cuales ambos se sienten complacidos. No siempre le gusta estar frente a su pareja. Según ellos, más que una limitante, es una forma de ejercitar su imaginación.

Algunas mujeres que han tenido mastectomías usan un camisón corto, o incluso un sujetador, con la prótesis dentro durante la actividad sexual. Otras mujeres encuentran la prótesis mamaria incómoda para el sexo. Hay quienes eligen reconstruir la forma y el tamaño de la mama. A Carolina no le ha parecido buena ninguna de esas opciones. Prefiere tener el recordatorio de que no ha vencido el cáncer y de que la enfermedad puede volverse a formar en cualquier momento. Existe la posibilidad de que hayan quedado residuos en las costillas o en el mismo pecho. Al final de cuentas, ni la prótesis ni la reconstrucción pueden recuperar por completo los sentimientos físicos de placer que solía tener al tocarle el pecho.

No existe una razón física por la que la cirugía de senos o la radiación en los senos provoquen que disminuya el deseo sexual de una mujer. Estos tratamientos no cambian su capacidad para tener placer sexual. No disminuyen su aptitud para producir lubricación vaginal, sentir y disfrutar la sensación genital normal ni alcanzar el orgasmo.

“Hoy tenemos que ver al cáncer de mama como una enfermedad crónico degenerativa. A nivel internacional, y México no es la excepción, hay preocupación sobre cómo se va a vivir el resto de la vida con una condición de este tipo, el seguimiento a largo plazo y los impactos que tiene. No sólo saber si va a vivir o no, sino la calidad de vida. Debemos saber cómo rehabilitar a esa mujer en todas las esferas, en lo físico, lo emocional, lo espiritual y lo social”, dice el doctor Bargalló Rocha.

En el mundo y en México, el cáncer de mama es la principal causa de cáncer en la mujer y es la primera causa de muerte por cáncer. Hay personas que lo padecen y viven en buenas condiciones. El siguiente reto no es que desaparezca, sino que las personas puedan vivir con él, que ni la enfermedad ni los tratamientos necesariamente tengan un detrimento en la calidad de vida, es un mito muy grande; más que un mito, es un arraigo cultural.

“Usa tu sentido común”, recomienda el doctor Bargalló, pues si hay una característica de las mujeres que realmente hace la diferencia de una buena parte de sus decisiones es su sentido común, y este puede ser su mejor arma para tomar sus decisiones. “Si algo no te checa pide una opinión, si algo no está bien con tu cuerpo ve con tu médico, si te hablaron muy bien del tratamiento y no está funcionando como te dijeron, si hay incongruencias con tus preguntas pide otra opinión. El paciente es el que debe estar involucrado en las tomas de decisiones, eso es romper culturalmente con una acción, los pacientes en general dejan que el médico decida y a los médicos en promedio les gusta que no sean cuestionados, pero lo cierto es que cuando tomas la decisión en conjunto no hay forma de equivocarse”, concluye el jefe del Departamento de Tumores Mamarios del Instituto Nacional de Cancerología.

 

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LAF