A 10 años de la muerte de José Saramago

 

Falleció a los ochenta y siete años de edad, el día 18 de junio de 2010, en su residencia de la localidad de Tías (Lanzarote), a causa de una leucemia crónica que derivó en un fallo multiorgánico.


José de Sousa Saramago nació en Azinhaga, 16 de noviembre de 1922 fue un escritor, novelista, poeta, periodista y dramaturgo portugués. En 1998 se le otorgó el Premio Nobel de Literatura. La Academia Sueca destacó su capacidad para «volver comprensible una realidad huidiza, con parábolas sostenidas por la imaginación, la compasión y la ironía.

En 1924, se trasladó junto a sus padres y su hermano mayor a Lisboa, donde cursó sus estudios de Primaria y comenzó el ciclo de Bachillerato.    Sin embargo, el autor no pudo terminar la educación secundaria debido a las dificultades económicas de su familia y, con apenas 12 años, ingresó en una escuela de enseñanza profesional para aprender el oficio de cerrajero mecánico.

Después de cinco años de formación, desempeñó este empleo durante 24 meses en un garaje de la capital portuguesa.

Durante su proceso de formación como cerrajero, Saramago tuvo la oportunidad de estudiar Literatura, a pesar de que el curso educativo estaba destinado a preparar profesionales técnicos. En esta época, comenzó a frecuentar una biblioteca pública de Lisboa durante la noche. “Y fue así, sin ayudas ni consejos, apenas guiado por la curiosidad y por la voluntad de aprender, que mi gusto por la lectura se desenvolvió y pulió”.

Gracias a su educación autodidacta, Saramago se puso en contacto con el mundo de la literatura y, en 1947, publicó su primer libro, un romance titulado ‘A Viúva’ (‘La Viuda’, en castellano), pero que, por “conveniencias editoriales”, fue publicado con el nombre de ‘Terra do pecado’.

En 1998 ganó el Premio Nobel de Literatura, convirtiéndose en el primer escritor —y hasta ahora el único— de lengua portuguesa en ganar este premio. Desde entonces, compartió su residencia entre Lisboa y la isla canaria, participando en la vida social y cultural de ambos países, cuyas estrechas relaciones justificó en una entrevista para proponer su idea utópica de creación de una Iberia unida. Ateo declarado,​ colaboró ocasionalmente en prensa, aportando su punto de vista, siempre agudo y comprometido.​ En definición suya, «Dios es el silencio del universo, y el ser humano, el grito que da sentido a ese silencio».​ Una de sus últimas obras fue Las intermitencias de la muerte, donde cuenta de un país cuyo nombre no será mencionado y se produce algo nunca visto desde el principio del mundo: la muerte decide suspender su trabajo letal, la gente deja de morir. De ahí en adelante, se relatarán situaciones inimaginables o no, ya que nadie muere pero siguen envejeciendo. La frase que cierra su última novela, Caín, es «La historia ha acabado, no habrá más que contar».

Tanto su casa​ como la biblioteca privada se encuentran abiertas al público todo el año en el pueblo de Tías. Por los pasillos es fácil toparse con Pilar del Río, su mujer, quien aún frecuenta la vivienda y preside la Fundación José Saramago. Allí, entre otras cosas, está la colección de relojes que el escritor portugués detuvo a las cuatro, como símbolo de amor hacia ella, pues se conocieron a esa hora.

Falleció a los ochenta y siete años de edad, el día 18 de junio de 2010, en su residencia de la localidad de Tías (Lanzarote), a causa de una leucemia crónica que derivó en un fallo multiorgánico. Había hablado con su esposa y pasado una noche tranquila. Saramago escribió hasta el final de su vida, incluso se dice que llevaba treinta páginas de una próxima novela.