A 85 años de la muerte de Carlos Gardel

 

Las apariciones de Gardel en el cine dan forma definitiva al prototipo de argentino triunfador y crea el modelo en el que nuevas generaciones de argentinos se inspirarán.


Carlos Gardel fue un cantante, compositor y actor de cine. Es el más conocido representante (del género) en la historia del tango. Iniciador y máximo exponente del tango canción, fue uno de los intérpretes más importantes de la música popular mundial en la primera mitad del siglo xx,​ por la calidad de su voz, por la cantidad de discos vendidos (como cantante y como compositor), por sus numerosas películas relacionadas con el tango y por su repercusión mundial.

No hay unanimidad sobre el lugar y la fecha de su nacimiento. La hipótesis uruguayista sostiene que nació en Tacuarembó (Uruguay), un 11 de diciembre entre 1883 y 1887. La hipótesis francesista sostiene que nació en Toulouse (Francia) el 11 de diciembre de 1890. Hay unanimidad en el hecho de que vivió desde su infancia en Buenos Aires y se nacionalizó argentino en 1923. Falleció el 24 de junio de 1935 en Medellín, Colombia, en un accidente aéreo.

Entre fines del siglo XIX y principios del XX ocurrieron fuertes migraciones con distintas intensidades y direcciones. Los principales polos fueron Argentina y los Estados Unidos. Nuestro país aceptó el mayor contingente inmigratorio en relación con su población estable, lo que provocó un impacto colosal desde la organización social e identidad colectiva

Carlos y su madre Bertha Gardès llegaron a Buenos Aires para probar suerte, pero desde la mañana en que pisaron tierra argentina iniciaron una vida distinta y difícil: el pequeño Carlitos debió ser entregado al cuidado de las amigas de su madre para que ella pudiera dedicarse al extenuante oficio de planchadora.

Carlos y su madre Bertha Gardès llegaron a Buenos Aires para probar suerte, pero desde la mañana en que pisaron tierra argentina iniciaron una vida distinta y difícil: el pequeño Carlitos debió ser entregado al cuidado de las amigas de su madre para que ella pudiera dedicarse al extenuante oficio de planchadora.

En ese cacofónico mundo de contrastes, fue tomando contacto con el lunfardo, con payadores, con músicos de todo tipo y condición. El adolescente Gardel tenía una relación muy cercana con la familia de don Agustín Traverso, dueño de la fonda O´Rondemann, en especial con sus hijos: Constancio, Alberto “Gigio”, José “Cielito” y Félix “Felicín”.

Otras grandes influencia para Gardel fueron el uruguayo Arturo De Navas, su gran maestro, y el Gabino “el Negro” Ezeiza, a quien siempre consideró como el mejor cantor de Argentina. También tenía amistad con los primeros bailarines de tango: El Cachafaz, Tarila, El Escoberito, El “Flaco” Alippi y el “Negro” Pavura. Ellos y sus parejas crearon la coreografía que hoy se sigue bailando. Entonces la letra del tango era divertida, provocadora y en la mayoría de los casos, muy soez.

En 1934 comienzan a rodar en New York: la primera experiencia exitosa es Cuesta abajo, sigue la comedia El tango en Broadwayen 1935 filma Tango bar y su mejor película, El día que me quieras, estrenada de manera póstuma. También participa con dos números musicales en el film Cazadores de estrellas.

Las apariciones de Gardel en el cine dan forma definitiva al prototipo de argentino triunfador y crea el modelo en el que nuevas generaciones de argentinos se inspirarán. A ello se suma una gira continental y deslumbra en todas las ciudades donde se presentó, lo que cimentó aún más su fama.

Gardel muere en Medellín, Colombia, el 24 de junio de 1935, en un accidente de avión. Desde entonces es eterno y su figura sigue siendo tal como lo era hasta el momento en que pereció en ese infierno de fuego y de sangre; con la frescura de su voz en los discos, con la “pinta” y la sonrisa de sus fotos… ¡A nadie se le ocurriría imaginarlo de otra manera!

Los fieles amigos que murieron en la misma hoguera fueron Alfredo Le Pera, Guillermo Desiderio Barbieri, Domingo Riverol, José Corpas Moreno, entre otros que siguieron su fatal destino. Se salvó, con graves quemaduras, José María Aguilar, quien falleció en Buenos Aires, años más tarde.