A un año del ‘Culiacanazo’

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A un año del ‘Culiacanazo’, El Ejército y la Guardia Nacional quedaron dolidos tras el Operativo Fallido; especialista en seguridad descarta que el gobierno vuelva a intervenir en la entidad en lo que resta del sexenio. Alrededor de las 15:17 horas, Culiacán, Sinaloa se convirtió en un campo de batalla. El Ejército y las huestes […]


  • A un año del ‘Culiacanazo’, El Ejército y la Guardia Nacional quedaron dolidos tras el Operativo Fallido; especialista en seguridad descarta que el gobierno vuelva a intervenir en la entidad en lo que resta del sexenio.

Alrededor de las 15:17 horas, Culiacán, Sinaloa se convirtió en un campo de batalla. El Ejército y las huestes de Joaquín Guzmán Loera protagonizaron una reyerta: tenían rodeado a Ovidio Guzmán López, uno de los herederos del cártel del Pacífico. Fueron horas tensas de lo que pasó a llamarse el Operativo Fallido. Casi de manera simultánea el Presidente Andrés Manuel López Obrador, previo a viajar de gira de trabajo por Oaxaca, esquivó las preguntas y señaló que el Gabinete de Seguridad informaría de la situación: “Vamos a esperar, vamos a esperar, vamos a informar más tarde, va a ser el Gabinete de Seguridad, están reunidos y ellos van a dar el informe”.

Por la noche del mismo día, llamado como “El Culiacanazo”, el Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), Alfonso Durazo Montaño, confirmó la detención del hijo del narcotraficante pero dejó en duda si había sido enviado a una prisión.

La ambigüedad del discurso despertó la zozobra. Explicó detalles como que 30 elementos de la Guardia Nacional (GN) y del
Ejército Mexicano, efectuaban un patrullaje de rutina en el fraccionamiento “Tres Ríos”, en la ciudad de Culiacán, Sinaloa, cuando fueron objeto de una agresión armada desde el interior de una vivienda. “El personal de la patrulla, repelió la agresión y tomó control de
la vivienda, localizando en su interior a cuatro ocupantes, durante dicha acción se identificó a uno de ellos como Ovidio Guzmán López”.

El funcionario, flanqueado por los Secretarios de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval González y de Marina- Armada de México, José Rafael Ojeda Durán y el Comandante de la Guardia Nacional, General Luis Rodríguez Bucio y el General Audomaro Martínez, Titular del Centro de Inteligencia Nacional, señaló que varios grupos de la delincuencia organizada rodeaban la vivienda con una fuerza mayor a la de la patrulla. “Así mismo otros grupos delincuenciales realizaron acciones violentas en contra de la ciudadanía en diversos puntos de la ciudad generando una situación de pánico”.

Durazo Montaño justificó aquella noche, que para salvaguardar el bien superior, la integridad y tranquilidad de la sociedad culiacanense, los funcionarios del Gabinete de Seguridad acordaron, suspender dichas acciones y anuncio que se trasladarían a la capital sinaloense para conducir las acciones de seguimiento correspondientes. “Lo que se pudiera ver como ganancia, es algo que francamente no puede medirse, y es el tema de la supuesta violencia que iba a ocurrir, ese día si hubieran continuado con el operativo, que fue el único pretexto, la única respuesta que tuvo el Presidente y el gabinete de seguridad para haber soltado a este delincuente”, explica el especialista en temas de seguridad, Leopoldo Rodríguez Aranda.

Para el analista, el llamado Operativo Fallido dejó al Ejército mexicano bastante dolido, en lo interno.“Ante un operativo que podía no haber sido totalmente limpio, y si era exitoso, era mandar un mensaje bastante claro que no iba a haber tolerancia, frente a estos grupos,
pero el poder Presidencial lo llevó al Ejército y la Guardia Nacional a replegarse”, abunda. Peloteo de versiones catorce días después, el Secretario Alfonso Durazo aseveró que un tropiezo táctico no invalida la Estrategia Nacional de Seguridad. “Ninguna organización delictiva por más pertrechada que esté, es más poderosa que el Estado Mexicano en términos bélicos, en Culiacán habría sido fácil recurrir a un combate de exterminio sin cuartel, ni respeto a las garantías individuales, al final de cuentas habríamos ganado, pero ¿a qué costo?”.

Fueron días aciagos para el gabinete de seguridad de la cuatroté. Al día siguiente, el Secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval González, dio pormenores del Operativo y reveló que el Coronel de Caballería
de Estado Mayor, Juan José Verde Montes fue quien estuvo a cargo del operativo, y dijo:

“Ellos toman la decisión porque estiman que pueden llevar a buen fin la operación que tienen en desarrollo, la orden; la toma, el grupo que estaba de responsable de estar observando al blanco (a Ovidio Guzmán)”.Ese mismo día; el General Sandoval, aseguró
que la operación, está bajo investigación de la Fiscalía Militar, ya que este grupo militar “no informó, ni pidió autorización, para ejecutar el operativo, información que a la fecha, no ha sido dada a conocer por la institución castrense. Pero ocho meses después, el 19 de
Junio de 2020, de gira por el Estado de Morelos, el Presidente Andrés Manuel López Obrador, reconoció por primera vez que él y no el Gabinete de Seguridad fue el que ordenó la liberación de Ovidio Guzmán López.“Cuando se decidió, para no poner en riesgo a la población, para que no se afectará a civiles, porque iban a perder la vida si no suspendemos el operativo más de 200 personas inocentes en Culiacán, Sinaloa, y se tomó la decisión, yo ordené que se detuviera ese operativo y que se dejara en libertad a este presunto delincuente”.

En entrevista para CapitalMedia, el especialista en Gerencia y Seguridad Pública, Leopoldo Rodríguez, la decisión que tomó el Primer Mandatario demuestra el poder mediático que tiene.“Podemos decir que el Presidente de la República está prácticamente blindado por sí mismo, no por el pueblo como él dice y se ufana, no por su gabinete que es completamente irrelevante, el Presidente es el hombre fuerte, ya logró consolidar en sus manos, ese poder, que le permite dejar libre a un delincuente de altísimo nivel, sin que pase nada, o saludar a la mamá del Chapo sin que pase nada”.Con este manejo del Presidente López Obrador, aseguró el especialista, que la afectación a su imagen es prácticamente nula y deja claro que es un Presidente al que no le interesa, todo lo que tenga que ver con el aspecto técnico, el cumplimiento de la ley o la constitución, sino lo que importa es el momento político, y mover la agenda a su gusto y conveniencia”.A un año del Culiacanazo, el especialista, Leopoldo Rodríguez Aranda descarta, por lo menos en los próximos cuatro años que restan al actual sexenio, más intervenciones federales de seguridad en Sinaloa, salvo los patrullajes de la Guardia Nacional (GN). “A menos que, por supuesto, ocurra una situación que amerite, o que obligue a que eso ocurra, es decir, que haya un incremento importante o sustancial, de la violencia, será que entonces se atreverá el Presidente y su gabinete a hacer alguna intervención”.