Hierve el Agua, maravilla natural y geológica

 

Durante miles de años el agua ha labrado las cascadas petrificadas


MAURO GARCÍA VELÁZQUEZ 

Para concluir el periodo vacacional, una opción más para visitar este último fin de semana, son las maravillas naturales de Oaxaca, como Hierve el Agua. Se trata de dos impresionantes cascadas petrificadas (carbonato de calcio) formadas, desde hace miles de años, por el escurrimiento de agua carbonatada.

Antes de llegar a este destino se pueden visitar otros puntos como Santa María Tule y Mitla que serían atractivos para los visitantes.

Trayecto turístico 

Si se sale desde Oaxaca, se debe tomar la carretera que lleva a Tlacolula, se recomienda marchar temprano, así en el camino, se tiene la oportunidad de conocer el imponente árbol de Santa María del Tule, que presume de tener el mayor diámetro del mundo: 58 metros.

Para llegar al destino paradisiaco de Hierve el Agua hay dos rutas: la típica es por la carretera federal 190, que en ocasiones los campesinos cierran por diferentes manifestaciones, en ésta se debe tomar dirección a la población de San Lorenzo Albarradas. En la desviación de la carretera que va a los Mixes y la población de Albarradas inicia el recorrido hasta llegar al poblado de Roaguía. Allí se hace una pausa para observar el proceso de elaboración y destilación del mezcal, para continuar hasta Hierve El Agua.

La otra es un trazado difícil, sobre todo ahora, que es temporada de lluvias. Esta incluye más aventura por lo accidentado de la geografía.

El camino que se abre de la carretera principal es complicado, se llega a un poblado donde hay varios talleres que elaboran textiles de la región, hermosos trajes que son muy apreciados tanto por nacionales como extranjeros; al comenzar a ascender se podrá apreciar el accidentado paisaje.

En la parte alta de la sierra Mixe, al llegar al sitio, la escena natural es maravillosa.

Hierve el Agua alberga una área de manantial que da origen a una poza que se ha convertido en un balneario natural.

Al llegar, la alberca invita a sumergirse en ella; sin embargo, lo primero que los turistas buscan apreciar son esas formaciones pétreas, que bien se aprovecharon alguna vez para promocionar una marca de cerveza.

La temperatura de la alberca natural es ligeramente superior a la del medio ambiente, fluctuando entre los 22 y 25 grados centígrados y por tanto muy por debajo del punto de ebullición; es decir, excelente, pues, por hacer una analogía, es similar a como climatizan las albercas en los grandes hoteles, sólo que aquí tienes a los pies el valle de Tlacolula, viéndolo desde un punto privilegiado de la Sierra Mixe.

Al llegar a las cascadas, el paisaje quita el aliento, el carbonato de calcio ha ido forjando, al paso de miles de años, estas cataratas de piedra caliza que pareciera –a lo lejos– que de verdad son de espumosa agua. Sin embargo, el preciado líquido se precipita del manantial que surge en las alturas, pero en una cantidad mínima, y por ello el carbonato se ha ido acumulando en la ladera, convirtiéndose en piedra que cae en vertical hacia un valle. Una de las “caídas” tiene 30 metros de altura, mientras que la otra, 12 metros.

Asimismo, los guías explican que los antiguos zapotecos conocieron bien el lugar, tanto, que aprovecharon estas aguas mediante el trazado de un complejo sistema de canales (aún visibles a simple vista) por donde la distribuían para regar sus parcelas, por cierto, ordenadas en el ingenioso sistema de terrazas, gracias al cual se aprovecha al máximo el líquido y no se desperdicia nada, pues baja de una milpa a otra, regando todo a su paso, algo muy importante en esta región, el cual se caracteriza por ser muy árido en el estiaje.

Conocer el lugar no toma demasiado tiempo, son unos dos kilómetros de recorrido, que sí es aconsejable realizar a manera de poder admirar las formaciones pétreas desde diversos ángulos, unos más espectaculares que otros.

Al fondo, al pie de la montaña, se ve un río y al observar con mayor detalle es posible apreciar los angostos conductos que fueron labrados por los antiguos. Lo abrupto del terreno hace que no sea posible seguirlos, pero es agradable constatar los conocimientos en ingeniería que tenían los zapotecas, cultura que, vale apuntar, fue la que dominó en la época prehispánica esta región.

Hierve el Agua ha sido reconocido como un probable lugar sagrado de esta cultura. Es excepcional la belleza conferida al sitio por sus grandes contrastes naturales, pues está en el corazón de una abrupta sierra.

Después de visitar este destino natural, durante el trayecto de regreso a la capital oaxaqueña se encontrarán con la zona arqueológica de Mitla, una parada obligatoria que se recomienda hacer.

Principal centro ceremonial después de Monte Albán, la palabra Mitla o Mictlán es de origen náhuatl y significa “Lugar de los Muertos” o “Inframundo”; en zapoteco se llama “Lyobaa” que significa “Lugar de entierros”, el cual ya en mexica quedó en Mitlan, “lugar de muertos” y ya españolizado sólo Mitla.

El conjunto arqueológico y el pueblo actual son zapotecos, Mitla fue habitada desde la época clásica (100 a 650 d. C.) y alcanzando su máximo crecimiento en el período postclásico.

Sin duda, el recorrido turístico por esta región es ideal para visitar cuanto antes.