Cervantino llena las calles de Guanajuato

 

Diversos olores y colores se perciben en la ciudad que desde hace 46 años, alberga al Festival Internacional Cervantino


POR DAVID GUTIÉRREZ
Sobre las escalinatas del imponente Teatro Juárez de Guanajuato, que data de finales del siglo XIX, decenas de turistas no pierden la oportunidad para tomarse la entrañable fotografía que será testigo de su paso por la capital que, desde hace 46 años, alberga al Festival Internacional Cervantino (FIC), el más importante encuentro cultural y artístico de latinoamericana que se lleva se acabo.
Flanqueados por sus dos enormes leones que miran al horizonte, grandes columnas y letras en oro, los visitantes nacionales y extranjeros muestran sus mejores poses para no dejar escapar el momento. Sentados, parados, de brazos cruzados o con una simpática “duckface”, uno a uno, suben las escaleras para capturar la imagen sobre los peldaños por donde alguna vez pasó el presidente Porfirio Díaz.
Ante un sol que no da tregua, las gafas de sol, las gorras, los sombreros y las pequeñas prendas salen a relucir en la urbe que dio vida a los Entremeses Cervantinos, que son parte de una tradición que precede al mismo FIC, una idea del director de teatro Enrique Ruelas.
El calor agobia, los más sedientos saben que una bebida fría de cebada sólo se puede consumir en lugares establecidos, pues la policía, celosa de su deber, custodia y se mantienen atenta de que nadie ingiera bebidas alcohólicas en las calles o por lo menos, eso se percibe en el día.
De frente al teatro se encuentra el Jardín Unión, único espacio donde los más agotados viajeros toman un descanso para cubrirse del esplendoroso astro rey y disfrutar de un helado que a cada segundo desaparece.
Pasado y presente se reúnen en solo lugar, tradición y modernidad en un mismo sitio. Un jardín, rodeado de restaurantes, donde al igual que se pueden comprar artesanías hechas en la región, también se puede adquirir un costoso café “alto del día”.
Sobre la calle Luis González Obregón, olas de hombres, mujeres, niños y ancianos caminan a paso lento, todos atentos a cada detalle de los edificios con pequeños balcones que forman parte de uno de los más importantes pueblos mágicos de México. Construcciones que a su exterior revelan pequeñas banderas que dan la bienvenida, a los más despistados, a la llamada Fiesta del Espíritu.
Sin excepción, mariachis, trovadores y estudiantinas ofrecen sus servicios durante el paso por la transitada arteria. Los últimos de las lista aguardan impacientes la llegada de la noche para comenzar sus famosas callejonedas, una de las más importantes tradiciones y diversiones de Guanajuato.
No solamente el español resuena, diversos son los idiomas que se escuchan en los callejones de la pequeña ciudad y que la convierten en la capital del mundo durante la tradicional celebración quijotesca, que busca remontar a los que transitan por sus calles hacía los enormes molinos de Saavedra.
En plena Plaza de la Paz, una pequeña con acento particular exige una selfie con el protagonista de una de las obras más destacadas de la literatura española y una de las principales de literatura universal.
Ante el reclamo, el flamante caballero de armadura de cartón pintada en bronce voltea para tomar por los brazos a la chiquilla, quien vestida de color azul pastel alza el vuelo para agarrar por el cuello al caballero. Tras un módica cantidad, el Quijote accede a ser retratado con una sonrisa bajo su bigote blanco.
Diversos olores y colores se perciben en el centro de la ciudad, los restaurantes abundan y los vendedores callejeros no dejan de ofrecer sus productos, que son de gran demanda entre los jóvenes que salen de la prestigiosa Universidad de Guanajuato.
Se sabe que el FIC comenzó pero para los que viven en la capital es un día más, incluso, entre los tenderos se alcanza escuchar:
-¿A poco ya comenzó el Cervantino?
-Sí
-No sabía, la verdad ya no estoy al pendiente.
Aunque falta un día para el fin de semana, el bullicio ya inunda las calles. Entre risas , conversaciones, gritos, tráfico y trovadores que nunca desaparecen, es como vive Guanajuato el Cervantino.