Acostumbrados al eterno flujo de deportados, los habitantes de Tijuana permanecían en general apáticos a la situación. Pero ahora, con la oleada masiva de migrantes de Haití, Siria y Ghana, y un Estado rebasado, se organizan y toman el control.
Acostumbrados al eterno flujo de deportados, los habitantes de Tijuana permanecían en general apáticos a la situación. Pero ahora, con la oleada masiva de migrantes de Haití, Siria y Ghana, y un Estado rebasado, se organizan y toman el control.