A 40 años de la muerte del ícono del rock; Ian Curtis

Curtis tenía 23 años cuando se quitó la vida pero los que lo conocieron dicen que en sus hombros cargaba el peso de un hombre mucho mayor
REDACCIÓN Publicado el
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En el amanecer del 18 de mayo de 1980, el cantante Ian Kevin Curtis se ahorcó en la cocina de su casa en Macclesfield, Inglaterra, 24 horas antes de subirse a un avión para cruzar el atlántico y comenzar la primera gira por los Estados Unidos con su banda Joy Division . Hoy se cumplen 40 años de ese suceso trágico que, sin embargo, se transformó en una semilla fructuosa que definió la música de las últimas cuatro décadas y dejó sentadas las bases de lo que se definiría luego como postpunk.

Un día antes de marcharse de gira a Estados Unidos, Curtis se suicidó. Se ahorcó en la cocina de su casa. Se colgó de un tendedero mientras en su tocadiscos sonaba Iggy Pop. Puso fin a Joy Division y creó un mito romántico en torno a él. Murió la persona, nació la leyenda.

“Hay un cuerpo girando en la cocina“. Lo escribió Jota, de Los Planetas, quien utilizó esta frase en la canción ‘Desorden’, homenaje a la banda que desapareció hace cuarenta años, cuando Curtis, el epiléptico y depresivo cantante, terminó con su vida.

Dos meses antes de su muerte, intentó suicidarse con una sobredosis de barbitúricos que tomaba para tratar de controlar los ataques de epilepsia que había empezado a sufrir un tiempo atrás, justo cuando la banda empezaba a hacerse un lugar en la escena británica.

La noche anterior a colgarse de la cuerda donde su esposa tendía la ropa, Ian había aparecido en su casa para pedirle que no lo dejara. La discusión terminó con ella y su hija de un año yéndose a pasar la noche a lo de sus padres, y con Ian solo, hundido en una depresión que nadie supo advertir.

La noticia de su muerte y la gira trunca por los Estados Unidos catapultaron a Joy Division al estrellato. Dos meses más tarde, lanzaron el disco Closer y alcanzaron el sexto puesto en los rankings de Reino Unido. Ni hablar del single “Love Will Tear Us Apart”, un hit instantáneo que fue leído por los fans como la carta de suicidio de su ídolo: “Cuando la rutina pega duro/ Y las ambiciones son bajas/ Y el resentimiento se eleva/ Pero las emociones no crecen/ Y estamos cambiando nuestros caminos/ Tomando diferentes caminos/ El amor, el amor nos destrozará otra vez”.

Tras la muerte, la imagen de Curtis se convirtió rápidamente en una construcción armada por canciones, recuerdos, semblanzas y anécdotas de las personas que pasaron por su corta vida. Desde los compañeros de banda (el guitarrista Bernard Sumner, el bajista Peter Hook, el baterista Stephen Morris), que luego formaron New Order, la esposa Deborah (escribió su propio libro, Touching from a distance , editado en argentina por Dobra Robota), la amante Aniik, hasta los colegas músicos, los críticos y fotógrafos de la época (nadie lo retrató mejor que la lente del mancuniano Kevin Cummins), y cualquiera que haya podido vivir más o menos de cerca “la experiencia Ian Curtis”.

https://youtu.be/Zr7pgDxS_kI

 

 

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