Ricardo Monreal pide al gobernador de Texas se aplique otro castigo y no la pena de muerte a Melissa Lucio

 

Melissa Elizabeth Lucio, de 52 años, podría convertirse en la primera mujer latina en ser ejecutada en el estado de Texas.


El senador Ricardo Monreal le envió una carta al gobernador de Texas, Greg Abbott, para que interceda y le conmuten la pena de muerte a la mexicana-estadounidense Melissa Elizabeth Lucio le sea conmutada la pena de muerte programada inicialmente para el próximo miércoles y se le aplique otra sanción que sea equiparable al daño que cometió al presuntamente provocar la muerte de su hija de dos años.

Sin embargo, de última hora la Corte Penal de Apelaciones de Texas suspendió hoy la ejecución de Melissa y ordenó que se revisen las pruebas sobre su posible inocencia.

No obstante, el senador insiste ante Greg Abbott, “de la manera más considerada, respetuosa y atenta, en pleno respeto a su país, su estado, sus instituciones jurídicas y su persona, que en la medida que sus facultades lo permitan, interceda para que a nuestra connacional le sea conmutada la pena de muerte, por otro tipo de medida sancionadora que se considere equiparable con el daño al bien jurídico tutelado que fue lesionado, con la finalidad de respetar sus derechos humanos a la vida, la integridad y la no discriminación”.

Melissa Elizabeth Lucio, de 52 años, podría convertirse en la primera mujer latina en ser ejecutada en el estado de Texas.

Se ha argumentado que la menor murió tras caerse accidentalmente por una escalera: mientras el médico forense que evaluó el caso hace más de 10 años, dijo que la niña era “maltratada” y que murió por un traumatismo craneoencefálico.

En la misiva, el también presidente de la Junta de Coordinación Política, precisa que la pena de muerte es una medida legalmente excesiva para sancionar a las personas, pues ”refleja la imposibilidad material de reparar una posible afectación a los derechos humanos de quienes no hayan cometido un hecho delictivo.

“Todas las personas deben tener derecho a la vida, pero esto no es así; el asesino adquiere involuntariamente una definitiva y perversa victoria moral, al convertir al Estado también en un asesino, reduciendo de esta manera el aborrecimiento que debe tener la sociedad hacia la extinción deliberada de otros seres humanos”, puntualizó el senador y doctor en Derecho.