Diego Reyes, ¿en declive?

 

No ha tenido brillantes temporadas en Europa, incluso es dudosa su permanencia en el viejo continente


Fernanda Sánchez

 

No existe otra palabra para referirnos a la toma de decisiones del defensa mexicano. Recalar en Turquía antes de los 30 años no puede ser, de ninguna manera, un progreso; al contrario.

Aunque quizá no le quedó de otra, por mucho que digan que le llovieron ofertas.

De todos los mexicanos que jugaron en Turquía, solamente uno fue constante y destacó porque su ADN era de futbolista gitano que trabajaba por el mundo, hablo de Antonio De Nigris, un auténtico trotamundos con carácter emprendedor que lo hizo jugar en los lugares más recónditos del planeta, de ahí en fuera todos gozaron prácticamente de un semestre de vacaciones all inclusive. Sólo basta recordar el récord de Giovani Dos Santos: 18 partidos con el Galatasaray, cero goles y una carrera en picada a temprana edad.

La Superliga turca se caracteriza por ser un escalón dorado en los bolsillos de los futbolistas en el ocaso de sus carreras, o bien, el trampolín para nóveles jugadores.

No es el escenario de Reyes.

¿Quiénes juegan en Turquía?

Exfiguras al borde del retiro: Pepe, Ricardo Quaresma, Gary Medel, Roberto Soldado, Álvaro Negredo, es decir, ninguno que apunte a ser un próximo baluarte del futbol mundial.

Entonces, ¿a qué aspira Diego Reyes? No ha tenido brillantes temporadas en Europa, incluso es dudosa su permanencia en el viejo continente, si uno revisa a los mejores jugadores de su posición, es superado por mucho en números y nivel de juego. Lo que podemos hablar de él son destellos; una campaña, más o menos, aceptable con la Real Sociedad en 2015, cumplió con el Espanyol de Barcelona en 2016, pero no se ha consolidado como figura, y por edad debería estar en franco ascenso, ser titular y bastión de su equipo y selección nacional. El Porto no lo quiere en su once y por algo será.

¿Qué puede tener a su favor?

La ventaja de su llegada al Fenerbahçe, uno de los equipos grandes de Turquía, es que en el banquillo contará con Phillip Cocu, quien es experto en sacar el mejor provecho de la formación de futbolistas, así como de la madurez de éstos. Un ejemplo de ello es la reconversión que le dio a Andrés Guardado para encumbrarlo en la élite. Cocu hizo del volante mexicano un centrocampista capaz de ser el cerebro del PSV que ganó todo en Holanda y llegó a la Champions League.

Pero ojalá que Diego Reyes por fin madure, explote su talento y no sólo se imagine ‘cosas chingonas’, sino que las haga, pues este puede ser su último tren. De promesas no se vive.