Suben los precios

 

Las tasas de inflación altas persisten en la memoria de la gente


En el mediano plazo lo que está en focos rojos es la inflación. Los datos arrojados por la encuesta hecha entre analistas consultados por el Banxico prevén que la inflación rebase cinco por ciento.

Supera las expectativas; sin embargo, es un pronóstico que tenía previsto Agustín Carstens.

En su momento, las autoridades centrales del Banco de México advirtieron que el nivel de inflación se mantendrá alto hasta el cierre de este año. Y es que una tendencia convergente hacia la meta durante los últimos meses de 2017 para situarse cerca de 3 por ciento hasta el cierre de 2018. Y es que en los precriterios también se tiene un estimado similar hacia lo que será 2018.

Lo que se advierte en el mediano plazo es que no hay un escenario favorable para alcanzar la estabilidad de precios, ya que la tasa de inflación puede aumentar de forma rápida en poco tiempo. La tendencia al alza de la inflación general, que superó el rango por encima del objetivo de Banxico y el incremento de las expectativas de corto plazo sugieren una continuación del ciclo restrictivo durante este año, estiman los especialistas.

Lo que no se puede poner de lado es que la estabilidad de precios siempre resulta en un escenario frágil y vulnerable, por lo que la tasa de inflación puede aumentar de forma rápida en poco tiempo. Las tasas de inflación altas persisten en la memoria de la gente y tienen efectos adversos duraderos.

La inflación es el aumento generalizado de los precios de los productos y es lo que hace, a la vez, que las personas tengan un mayor o menor poder adquisitivo, es decir, capacidad de compra.

Una forma tradicional es subiendo la tasa de interés, lo cual reduce la cantidad de dinero circulando, pero eso puede promover el desempleo y estancar el crecimiento de la economía.

El país debería transitar por el incentivo al ahorro como una medida atractiva que muchos bancos centrales consideran para controlar la inflación, lo que en ocasiones va de la mano con un castigo al consumo al encarecer los créditos o hacerlos más restrictivos, puesto que al elevar las tasas de interés del crédito disminuye el consumo e incentiva el ahorro por cuanto la tasa retributiva del ahorro también se ve incrementada.