Vergüenza

 

La mitad de los mexicanos no es capaz de contar bienes indispensables


Según la clasificación del Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social, Coneval, en 2010, 2012, 2014 y 2016 padeció pobreza extrema, respectivamente, 11.3, 9.8, 9.5 y 7.6 por ciento de los mexicanos.

Para los mismos años padeció pobreza (sin adjetivos) 46.1, 45.5 46.2 y 43.6 por ciento de la población de este país. Si bien es cierto que en ambos casos, pobreza extrema y pobreza (sin adjetivos), los resultados de 2016 fueron los mejores desde 2010, los mismos son una vergüenza, sobre todo si analizamos, uno, el porcentaje de la población que padece pobreza por no ser capaz de generar un ingreso suficiente para poder comprar la canasta básica alimentaria, 17.50 por ciento y, dos, el porcentaje de la población que padece pobreza por no ser capaz de generar un ingreso suficiente para poder adquirir la canasta básica alimentaria y la canasta básica no alimentaria, ¡50.60 por ciento!, lo cual quiere decir que la mitad de los mexicanos no es capaz de contar con un ingreso que le permita comprar, gracias a su trabajo, y por ello de manera independiente, los bienes y servicios indispensables para poder satisfacer correctamente sus necesidades básicas, que son aquellas que, de quedar insatisfechas, atentan contra la vida, la salud y la dignidad del ser humano (la definición es mía no del Coneval).

Repito el dato: el año pasado 50.6 por ciento de la población, prácticamente uno de cada dos mexicanos, 62 millones de personas, no contaron con un ingreso, producto del trabajo, y por lo tanto del esfuerzo individual, que les permitiera satisfacer correctamente sus necesidades básicas en estos rubros: 1) alimentación; 2) cuidados de la salud; 3) educación, cultura, recreación y esparcimiento; 4) prendas de vestir, calzado y accesorios; 5) cuidados personales; 6) transporte público; 7) vivienda; 8) limpieza, cuidados y mantenimiento de la vivienda; 9) cristalería, blancos y demás enseres domésticos; 10) comunicaciones. ¿De qué se trata? De una vergüenza, por más que hayamos avanzado en la dirección correcta.