Filóloga desglosa construcción identitaria de los mexicanos

 

Guadalajara, 13 Abr (Notimex).- Al impartir la conferencia magistral “La gramática en la construcción identitaria de los mexicanos”, en el marco de la Cátedra Latinoamericana Julio Cortázar, en el Paraninfo Enrique Díaz de León, la lingüista Concepción Company Company habló sobre la identidad linguistíca nacional. La filóloga mexicana explicó que el uso del idioma en […]


Guadalajara, 13 Abr (Notimex).- Al impartir la conferencia magistral “La gramática en la construcción identitaria de los mexicanos”, en el marco de la Cátedra Latinoamericana Julio Cortázar, en el Paraninfo Enrique Díaz de León, la lingüista Concepción Company Company habló sobre la identidad linguistíca nacional.

La filóloga mexicana explicó que el uso del idioma en México abusa de diminutivos, atenuantes o frases corteses de hasta 11 palabras, además de que evita los imperativos o hasta cambia el “no” por el “sí”. Dijo que existen dos grandes ejes de la identidad gramatical del mexicano, la atenuación y la afectación.

“Por ejemplo, el abuso de diminutivos que, en realidad, no disminuyen a la entidad referida, sino que acercan afectivamente al oyente y amortiguan lo comunicado. Es por eso que el mexicano dice “‘la gordita, o el muertito”, siempre con respeto.

Tamibén indica que “tiene un terrenito, aunque en realidad sean 100 hectáreas, o utiliza el ahorita, que quizá nunca llega, y pide un segundito. Porque sí, el mexicano es capaz hasta de disminuir el tiempo”, afirmó.

Analizó que el mexicano utiliza fórmulas de petición muy largas, con once palabras en promedio, muy por encima de las cuatro palabras que se usan en España o en el Río de La Plata, para transmitir amabilidad.

“Un ejemplo, disculpe, ¿no será tan amable de regalarme un vaso de agua? o en el restaurante, joven, ¿lo molesto con la cuenta?. Escuchar eso deja a todos los visitantes con los ojos cuadrados, no sólo saber que se puede molestar, sino descubrir que en México todos los meseros son jóvenes”, explicó.

La investigadora emérita de la UNAM, hizo referencia de la resemantización de ciertos verbos en México, tales como regalar, en lugar de dar o pararse, en lugar de ponerse de pie. Además de que en este país, molestar o quitar no es negativo, pues la gente dice, “¿lo molesto con un vaso de agua?” o “¿puedo quitarle un minuto?”.

La autora de libros, como “Manual de gramática histórica”, expresó que además, los eventos negativos involuntarios son codificados a través de un verbo voluntario, “como que quiero enfermarme”, o se despersonalizan los eventos, “señora, se cayó el jarrón”, como si el utensilio se hubiera desplomado por sí solo.

También en México hay verbos de entendimiento que se utilizan con un sentido negativo, o como un anticipo de una mala noticia: “¿Qué crees?” Además, desde el siglo XVIII se fue diluyendo el uso de imperativos y todo se pide de favor, o con otras palabras atenuantes.

“El mexicano no se atreve a decir no. Mencionan, “déjeme ver, déjeme pensarlo, yo le llamo” e incluso, la palabra se utiliza como amortiguador, “no hay tos, no hay bronca, no me duró ni para el arranque”. Y el no, también puede ser afirmación, Por ejemplo: “No que no”, manifestó.

En la conferencia también hizo un recorrido histórico sobre cómo se construyó el español en México, con distintas influencias que van desde el andaluz y las lenguas amerindias, entre otras.

Analizó las clases de mexicanismos, es decir, palabras creadas en este país, que se dividen en tres: los cultos, los no marcados o los coloquiales.

En los primeros entran palabras como conferencista, erario, contraloría o rubro; en la segunda categoría, algunos como banqueta, bienes mancomunados, molcajete o apapachar.

Y en los coloquiales figuran términos que surgen de la inmediatez comunicativa, como rapidín, órale, chingar, quihúbole, o el término “darlas”, que a juicio de la lingüista es muy “bochornoso para explicarlo a los extranjeros”.

“Claro que México también ha regalado al mundo palabras como aguacate, chocolate, chicle, o tiza, la cual curiosamente no se utiliza en esta nación a pesar de tener origen indígena, y en su lugar se utiliza la palabra gis, que viene del latín, pero pasada por el inglés”, enfatizó.

Expuso que la lengua, como símbolo de identidad de los pueblos, se construye entre los ciudadanos, es decir, sus hablantes son sus creadores, herederos y transmisores.

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