Día Nacional contra la Homofobia. Alex quiso ser él y ahora su familia lo ignora

 

Más riesgos para personas LGBT en el norte, según estadísticas


Alex decidió salir del closet en la Ciudad de México. Hace un año llegó a la capital procedente de Chihuahua. Tiene 26 años y hace 20 notó que le gustaba convivir más con las niñas en su escuela; hace cinco años reveló su homosexualidad a una amiga de la universidad, un año después le contó a un par de familiares.

Sus padres no lo han escuchado de su boca, pero cree que lo saben. No se los ha dicho porque teme que se preocupen por la discriminación que pueda sufrir en un país donde parte de la población aún es homofóbica.

“Trato de protegerlos”, indicó.

Alex, quien prefierió ocultar su verdadero nombre, relató que desde el kínder fue reprendido por no actuar un papel socialmente establecido. Estudiaba en una escuela católica mixta y cuando jugaba baloncesto solía inclinar su mano tras lanzar la pelota, la madre le decía que no lo hiciera porque estaba mal.

En la primaria las cosas no cambiaron, su afinidad por juntarse con las niñas le valió infinidad de agresiones verbales. A los seis años escuchó por primera vez las palabras “gay”, “joto”, “maricón” procedentes de una sociedad machista, afirmó, como es la del norte del país.

Hace 28 años, el 17 de mayo de 1990, la Organización Mundial de la Salud (OMS) eliminó la homosexualidad del catálogo de enfermedades, el 21 de marzo de 2014, Enrique Peña Nieto declaró esa fecha como el Día Nacional contra la Homofobia en el país, un problema que prevalece.

De acuerdo con Amaranta Gómez Regalado, integrante de la Asamblea Consultiva del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), existe discriminación en el país que se expresa de diferentes maneras: desde el buylling homofóbico, que puede ser discursivo –insultos, amenazas–; la violencia tendiente a la exclusión –como los letreros que anunciaban cuando el lugar se reservaba el derecho de admisión– hasta “la más grave, que son los asesinatos, crímenes por odio que sufre la diversidad sexual, particularmente las personas trans en México y América Latina”, la máxima expresión de una fobia irracional.

Matar y juzgar

El Informe de Homicidios por Homofobia 2015 de Letra S, con base en notas periodísticas, indica que entre 1995 y diciembre de 2014 se registraron mil 118 casos de crímenes motivados por homofobia.

La misma organización reportó hace un año que de enero de 2014 a diciembre de 2016, en México, 202 personas LGBT, o percibidas como tales, fueron asesinadas en el país, presuntamente, por su orientación sexual o la identidad o expresión de género de las víctimas, es decir, 67 asesinatos por año y alrededor de seis al mes, sin embargo, 2016 fue el año con más decesos, pues se registraron 76 víctimas.

Del total de asesinatos, 108 fueron de mujeres trans (travestis, transgénero y transexuales), 93 de hombres gays u homosexuales, y solamente una mujer lesbiana, y el estado con mayor número de casos fue Veracruz con 22, seguido por el Estado de México y Quintana Roo, con 15 cada uno; y en cuarto lugar Chihuahua con 14.

En el caso de la Ciudad de México, son ocho los asesinatos presuntamente motivados por el odio en los últimos tres años: dos en 2014, uno en 2015 y cinco en 2016.

No sólo eso, de enero de 2017 al 31 de marzo de 2018, el Conapred recibió un total de 208 quejas calificadas como presuntos actos de discriminación, de las cuales, 154 fueron por orientación sexual y 46 por identidad de género.

Gómez Regalado indicó que se discrimina en los servicios públicos, sobre todo en los ámbitos laboral y educativo.

De las 208 denuncias, 47 se presentaron en el ámbito laboral, 41 casos durante la prestación de servicios públicos y 17 en el ámbito educativo.

“Tenemos identificadas instituciones que frecuentemente ocupan estos lugares y que hace falta más trabajo para sensibilizar al funcionario público desde el momento en que la persona llega a las ventanillas para que no sea discriminada”, señaló.

El más reincidente, indicó la funcionaria, es el sistema de salud, “es como el cliente”.

¿Componerte?

Para evitar ser señalado y agredido Alex intentó ser un “hombre”: en la secundaria trató de juntarse con sus compañeros, pero no funcionó, así que optó por tener novia, dos meses después desistió y aceptó que no lograría “componerse” y encajar en el molde social de Chihuahua, un estado donde el matrimonio entre personas del mismo sexo está aprobado por orden de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, “pero que las autoridades locales aún no legislan por presión de la ciudadanía”.

“Me encanta ser así, muchas personas comentan ‘yo si pudiera elegir, elegiría no ser gay’ porque sería más fácil encajar; yo no, me considero una persona única y que gracias a mi homosexualidad y a todo lo que he vivido tengo una sensibilidad que me ha servido en momento de crisis, de salir adelante, de ver oportunidades, de vivir la vida y estoy muy orgulloso de mis preferencias”, expresó.

Alex está consciente de que al gustarle otros hombres es considerado homosexual, sin embargo no cree que deba llevar una etiqueta ni cree necesario contarle a todo el mundo.

“Hoy, si me lo preguntan, yo lo digo con toda naturalidad. Igual lo haría si mis padres algún día me lo preguntan, pero a estas alturas de mi vida no me veo en la necesidad de compartirlo con todos”, aseguró.