Usan exoesqueleto de crustáceos para el primer implante de biopolímero en México

 

La paciente sufría de intenso dolor en ojos, orejas, labios y otras partes de la cara


Una mujer de 68 años que padece una neuralgia del trigémino, enfermedad que provoca episodios de intenso dolor en ojos, orejas, labios, cuero cabelludo y otras partes de la cara, no los volverá a sufrir, gracias a un implante de biopolímero  derivado de la cáscara de crustáceos (quitosana).

Dicha membrana o esponja diseñada por Investigadores del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS) de la Universidad de Guadalajara (UdeG), no sólo es un protector mecánico del nervio trigémino ante la presión y traumatismo que genera una arteria vecina, con lo que elimina uno de los dolores más difíciles de controlar en la cabeza.

“Esto representa, una estrategia totalmente innovadora por dos mecanismos: uno de ellos es que puede ejercer la protección mecánica o biomecánica para evitar la compresión directa hacia el nervio.

El segundo es que, durante los primeros días, el dolor de la paciente cedió, por lo que no fue necesaria la aplicación de opioides ni morfina; además, a seis meses, su recuperación es satisfactoria”, señaló el líder del proyecto y jefe del Departamento de Neurociencias del CUCS, doctor Rodrigo Ramos.

A corto plazo—destacó Ramos Zúñiga— dicha estrategia podría ser una alternativa terapéutica, ya que han empleado la quitosana para regenerar las meninges, algunos defectos en el cráneo donde hubo fracturas o una cirugía, entre otros problemas de salud.

Desde 2012 los investigadores tienen en registro una patente para el uso de la quitosana como regeneradora o sustituto de las duramadre o meninges, que son las membranas que recubren el tejido cerebral.

TAMBIÉN PUEDES LEER:

La UNAM desarrolla exoesqueleto para personas con discapacidad motriz

Exoesqueletos, de la ficción a la realidad

DM