Sin palabras

AMLO dará seguimiento a la elección del 6 de junio
 

Si López Obrador se dejara llevar por las circunstancias históricas sería probable que ganara las elecciones


Parece que Moisés no fue agraciado con el don de la palabra, por eso decidió nombrar a su hermano Aarón como el portavoz del Dios celoso del Antiguo Testamento. Y fue así como cada una de las 10 plagas que azotaron a Egipto fueron anunciadas por Moisés desde la boca y las palabras de Aarón, conforme a la voluntad de Dios.

La palabra mata. Y como dijo Aristóteles: “Uno es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras”.

En ese sentido, si Andrés Manuel López Obrador fuera en este momento como Moisés, seguramente ya sería presidente. Porque si sólo se dedica a observar lo que hacen los demás será muy difícil que alguien le impida llegar a Los Pinos.

No obstante, cuando aparece en los spots de televisión, me doy cuenta de que su fuerza no radica en decir que él es el único que representa una garantía contra la corrupción, sino que de nueva cuenta su campaña presidencial –la tercera hasta el momento– la conforman y la difunden los demás para que al final él termine por destruirla.

Ahora pasamos por momentos tristes, no sólo porque haya una fuerza política que pierda frente a otras, sino porque estamos sumergidos en un mar de vergüenza, frustración y humillación que nos han dejado todos aquellos que le fallaron a México.

Sin embargo, lo curioso es que personajes históricos tan controvertidos como el expresidente José López Portillo, hayan resultado más coherentes en haberle fallado a México, que personajes más modernos que un 2 de julio del año 2000 nos prometieron que no nos fallarían y, sin embargo, nos llenaron de decepción, como lo hizo Vicente Fox.

Y es que, el país no desaparece, los gobernantes se equivocan y somos nosotros los que pagamos las consecuencias. Pero ahora mientras vivimos bajo el síndrome de Trump, se respira un aire de depresión motivado por los problemas objetivos y subjetivos que dañan la sensibilidad nacional.

Por eso es importante recordar que estamos viviendo un tiempo en el que lo primero que tenemos que hacer es recuperar nuestra autoestima como nación y después hacer que se pague el precio de doblegarnos o ponernos de rodillas frente a la historia.

Aún faltan dos años para el 2018, pero en este momento si López Obrador simplemente se dejara llevar por las circunstancias históricas sería muy probable que ganara las elecciones, al representar el hartazgo nacional frente a la corrupción, la incompetencia y lo que es peor, la insensibilidad.

@antonio_navalon