La historia como lastre…

 

Pues nada, que la pequeña ciudad de Libres, que visité por primera ocasión y apenas registraba doce mil habitantes, no cuenta mucho en la historia nacional como quizá lo haga Oriental, vecina y centro ferroviario que vio pasar las tropas revolucionarias y que hoy mira con tristeza a los huachicoleros y asaltantes de vagones de […]


Pues nada, que la pequeña ciudad de Libres, que visité por primera ocasión y apenas registraba doce mil habitantes, no cuenta mucho en la historia nacional como quizá lo haga Oriental, vecina y centro ferroviario que vio pasar las tropas revolucionarias y que hoy mira con tristeza a los huachicoleros y asaltantes de vagones de carga, impunes y siempre activos.

Libres, uno de los centros de producción agrícola más importante de la zona norte en el estado de Puebla, en tres décadas vio más que duplicada su población. Cerca, instalaron la fábrica nacional de armas de la Secretaría de la Defensa Nacional y nada lejos el complejo industrial de los autos alemanes Audi en terrenos obsequiados y con vías de comunicación modernas, cortesía del gobernador Moreno Valle.

Libres contaba entre sus galas a un personaje que luchó en la Reforma y con el grado de general se enfrentó a las frustradas intervenciones de las águilas napoleónicas. En la segunda invasión de las invencibles tropas imperiales, a las que se había vencido y de nuevo se les derrotó con la participación heroica de los zacapoaxtlas, nuestro personaje fue capturado, ejecutado sin apelación o consideración a su grado.

En la Plaza de Armas de Libre se colocó un zócalo o base para lucimiento en lo alto del busto del general liberal don Miguel Cástulo de Alatriste. Emparentada su descendencia, por cierto, con la familia Serdán a la que se atribuye el inicio de la gesta revolucionaria de 1910.

Existen con su nombre tres centros de enseñanza primaria, más otro secundario en poblaciones del estado en donde seguramente desconocen historia y acciones del destacado militar, padre de Gabriel, Rafael, Uriel, Geudiel, Sealtiel, Miguel y Baraquiel, más María del Carmen y Ana Micaela.

La historia se repite: Miguel Alatriste de la Fuente con similares hijos varones excepto Baraquiel y Geudiel y con el agregado de Isabel, descendiente del héroe librense, se destaca como abogado e historiador.

Poseedor de una de las bibliotecas de arte más completa, no necesariamente numerosa en ediciones, ninguno de sus vástagos heredó la vena intelectual.

Así, los dos Migueles pasan injustamente al olvido oficial, pero quedan en la memoria de quienes fueron sus pares. De don Miguel Alatriste de la Fuente, hay obra escrita, mucha de ella reproducida por el Senado bajo conducción editorial de Joel Hernández Santiago.

Y del militar poblano, sólo queda la esperanza de que no lo olvide la historia nacional. Y sea repuesto en su sitial.