La economía y el poder

 

La CNTE, movimiento revolucionario contra la legalidad establecida


Revisando los episodios de la historia, podemos recordar que los empresarios nunca fueron demasiado populares en el México de la Revolución.

Y es que, nosotros podemos ser la cuna del hombre que en algún momento fue el más rico del mundo llamado Carlos Slim, pero la verdad es que los empresarios no son muy populares en nuestro país.

Porque actualmente resultan ser más populares la diatriba nacionalista, la revolución y hasta incluso los líderes sindicales.

Pero ahora como si de pronto hubieran entrado al siglo XXI siendo independientes sin necesitar los favores del secretario de Hacienda; algunos empresarios se han vuelto activos, dignos y grandes representantes de la legalidad vigente.

Y en este momento los empresarios le piden al Poder Judicial que se exhorte al Poder Ejecutivo para que éste logre que las leyes se cumplan.

Aunque no quiero ni pensar lo que representaría presenciar una situación en la que los sindicatos le pidieran al SAT el cumplimiento de las leyes fiscales vigentes, frente a tanto estafador envuelto en capa de empresario.

En ese sentido, cabe destacar que yo soy empresario, me siento empresario y estoy contento con serlo. Pero no me parece correcto el abuso político que radica en una situación en la que para darle a los empresarios la oportunidad de hacerse ricos con la Reforma Energética y otros tantos casos; ahora por una situación tan desafortunada como las manifestaciones de la CNTE y la ausencia de soluciones por parte de nuestros gobernantes, se presenten como si fueran ajenos al proceso que nos llevó al desgobierno general del país.

Ya que ellos forman parte, como usted y como yo, de la misma realidad mendicante de legalidad que ahora exigen a fuerza de sangre y fuego.

Para ser demócratas nos confundimos y terminamos siendo tolerantes con la ilegalidad, lo que nos ha llevado a una situación en la que no hemos dejado de pagar las consecuencias.

En ese contexto, soy partidario de dejar que los políticos hagan su trabajo, y su trabajo consiste en hacer posible lo imposible. Y pese a que ordenar al Ejército que dispare es algo –como lo sabemos desde Tlatelolco– muy fácil, la sangre que se derrama nunca seca en los procesos democráticos.

La CNTE es un gran problema, no precisamente porque haya maestros inconformes con la Reforma Educativa, sino porque es un movimiento revolucionario contra la legalidad establecida.

Y el Estado mexicano además de jugar a que los entiende y a que los va a controlar, debería empezar a tratarlos como lo que son, es decir, como el enemigo en esta realidad que ahora estamos viviendo.

@antonio_navalon