El Día de Muertos…

 

Hoy nos atropella el Halloween


…Más una fiesta por los que se fueron, que un recuerdo de quienes se adelantaron y, según modas actuales, transitan por un sendero de luz, a otra dimensión y una vida mejor.

Estas sandeces están fuera de la tradición que durante siglos rigió la celebración y que en la capital nos llevaba a un recorrido por ciertas delegaciones, donde había concurso para montar el altar de muertos más apegado.

En provincia eran célebres los altares que mostraban públicamente determinadas familias, generalmente ricas, además de la visita al cementerio del lugar.

Hoy nos atropella el Halloween, costumbre que se relaciona con brujas y magia negra y en la que infantes disfrazados visitan a sus vecinos para exigirles dulces.

En Estados Unidos existe prevención sobre esta actividad infantil; se han registrado envenenamientos por el consumo de chuchulucos regalados por quienes abren sus puertas a los infantes que en México se reproducen, pero a nivel de barrio en el que los protagonistas son pequeños de condición humilde.

Con la imposición de los alebrijes, por decisión del 007 y su infame película, hoy lo “tradicional” según las autoridades, es el desfile de esos monos surgidos de la mente de un artesano tepiteño y adoptados como si fuesen parte de nuestra cultura.

El fin de semana además del desfile de alebrijes, se hizo una exposición de monos iluminados en la Alameda Central y la exhibición de calaveras gigantes decoradas sobre Paseo de la Reforma.

A lo largo del antiguo Paseo de la Emperatriz se reunieron miles de personas que recorrían de un lado a otro la avenida. Se fotografiaban con los alebrijes de fondo. Un verdadero tumulto desordenado en el que no faltaron los carteristas y los sujetos que acuden a estas bolas a ver que beneficio sacan.

En estos festejos, patrocinados por el gobierno de Miguel Ángel Mancera Espinosa (MAME) no existe duelo, tampoco expresiones de pena o dolor. Son pachangas a las que se agregan costosos festivales musicales en el Zócalo o en algún lugar de reunión masiva.

Las autoridades dicen que no cuestan, pero trasladar los equipos, el personal, instalar facilidades, transformación de tomas eléctricas, colocación de sillería, anuncios de los programas…

Eso requiere enorme inversión, que va a la cuenta de los doloridos contribuyentes que no registran el cambio de usos y costumbres de una de las más bellas tradiciones, los Santos Inocentes (ellos) y el Día de Muertos, todos.

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