El mañanero cotidiano…

 

Despertábamos con el rostro furibundo, gesto desquiciado y palabras sin ton ni razón, pero siempre en la condena, la diatriba y la descalificación. No a lo posible, lo que lo mereciera, sino a lo que en ese momento se derramaba en las gónadas del justiciero Brozo, el payaso tenebroso. Cambios, hubo muchos en el sector […]


Despertábamos con el rostro furibundo, gesto desquiciado y palabras sin ton ni razón, pero siempre en la condena, la diatriba y la descalificación. No a lo posible, lo que lo mereciera, sino a lo que en ese momento se derramaba en las gónadas del justiciero Brozo, el payaso tenebroso.

Cambios, hubo muchos en el sector radiofónico, entre los afectados desde luego el actor metido a analista político y la hoy enmudecida locutora cuya fortuna fue contar con los reporteros capaces de destapar asuntos de primera importancia.

Aristegui nunca les dio crédito a los autores de sus triunfos informativos; retornó con Brozo a la radio pero apabullados ambos por la fuerza del Mañanero, en las poderosas manos del único, el imponderable y certero mandatario nacional.

La intención inicial de fijar la agenda nacional a partir de las conferencias matutinas se ha convertido en un arma peligrosísima: bajo la premisa del derecho de réplica, el presidente López Obrador establece la línea de condena hacia organismos, personas y toda suerte de entes que se opongan o cuestionen sus decisiones.

Línea claramente dirigida a sus huestes, que a partir de que escuchan al mandatario lanzan campañas masivas contra quien es víctima de descalificaciones y amenazas de López Obrador.

Dice Irma Eréndira Sandoval, esposa del activista gringo John Ackerman y teóricamente objetiva secretaria de la Función Pública, responsable de valorar las acusaciones y presuntos delitos de los funcionarios públicos, sobre el caso de la Comisión de Regulación de Energía:

“Hemos observado que, en términos de lo dispuesto en la Ley General de Responsabilidades Administrativas, el conflicto de interés consiste no sólo a la posible afectación de la objetividad, imparcialidad del servidor público en razón de intereses personales familiares o de negocios, sino también en los conflictos de interés potenciales, que pueden resultar sancionables cuando los conflictos de interés se ponen en actividad”.

Dejemos de lado la cantinflesca exposición de la funcionaria, acorde con las acusaciones lanzadas por López Obrador sin sustento: se condena al funcionario en forma anticipada por “los conflictos de interés potenciales”, esto es, por la posible comisión de delitos futuros.

Bajo esa figura ilegal se prepara la consignación de quien denunció la incapacidad técnica de quienes proponían para las plazas de consejeros.

Enlistar los atropellos legales de la Cuarta Transformación es tarea de nunca acabar. A diario nos anuncian otra ilegalidad que, si antes sorprendía, lo novedoso será que no haya ocurrencia, tontería o ilegalidad en puerta.

Es lo de diario…