Del rumor y el chiste al meme y al hashtag, izquierda como derecha

 

La política es la sensibilidad para identificar el trasfondo del fondo de las cosas


A pesar de contar con un sistema político con espacios inexistentes en el pasado y con representación de todas las fuerzas, los grupos de ultraizquierda hoy están copiando las técnicas de la desestabilización de la ultraderecha. En 1976 los empresarios ultras se reunieron en Chipinque y pusieron en marcha una estrategia de rumores; hoy la ultraizquierda pasa del chiste al meme y busca el derrocamiento del presidente por el camino del hashtag.

Los mecanismos de desestabilización son los mismos: el debilitamiento de las instituciones y la acción directa; le ocurrió a Lázaro Cárdenas en 1940, Echeverría en 1976, López Portillo en 1982, Salinas de Gortari en 1994 y Zedillo en 1996.

Del rumor del golpe de Estado en 1968, 1976 y 1982 se ha pasado a la exigencia de la renuncia presidencial. La dinámica de las redes de twitter –la socialización de las pasiones y pánicos individuales– se retroalimenta.

La asistencia a la marcha del 15 de septiembre no fue para condenar al imperio que invadió a México y lo despojó de la mitad de su territorio, sino para pedir la renuncia del presidente que se reunió con Donald Trump y no apoyó a Hillary Clinton.

Y fue menor en función de la coalición de ultraizquierda: desde el inefable Epigmenio Ibarra –acusado de traidor por el subcomandante Marcos porque le dio a Zedillo la ubicación de su campamento–hasta los anarcos que se montaron en el YoSoy132, pasando por los macheteros de Atenco similares y conexos.

En 1976 fueron los empresarios afectados por la política popular de Echeverría obligando al nuevo gobierno de López Portillo a entregarles el poder.

En Puebla el candidato López Portillo les dijo de frente a esos empresarios: “lo que ustedes me piden es fascismo”. La expropiación de la banca en 1982 revivió la estrategia de los rumores y los chistes.

Hoy son los lumpenproletarios –categoría marxista–, desclasados, anárquicos, seguidores del caudillo y profeta Andrés Manuel López Obrador y su utopía comunista de todos felices, los que quieren el poder por la revuelta porque no les alcanzan los votos en las urnas.

La marcha del 15 fue anarquista, populista, caótica, sin destino político, ignorante de los procesos institucionales, manipuladora y promotora de un gobierno represivo cesarista, como lo recuerda la historia. Fue la marcha del resentimiento personal ya socializado  en consignas de 140 caracteres. Y fue conservadora-reaccionaria porque no hizo más que afianzar al régimen y concentrarlo en el presidencialismo.

A pesar de las cabezas intelectuales que controlan el movimiento, no hay una propuesta de reforma del poder.

Son sólo élites clasemedieras rumbo a la proletarización o ya instalados en algunos escaños abajo en la clasificación social. Son, paradójicamente, los decepcionados con los sueños utópicos de Salinas y Peña al arrancar sus gobiernos.

Y si la democratización electoral abrió espacios, la ultraizquierda prefiere la desestabilización al estilo de la ultraderecha.

THE WHITE HOUSE 2016: Los últimos cincuenta días de campaña en los EE.UU. son estrujantes. El sábado Hillary Clinton fue entrevistada en su avión Stronger together –fuertes juntos– para declarar sobre los atentados en Nueva York y se mostró como dopada, ausente, a punto del desmayo. El lunes suspendió un acto. Claro, Donald Trump aprovecha: “duerme bien, Hillary”, le escribió en twitter… Otro video muestra a Hillary en un discurso, pero con los ojos como bizcos, uno de ellos sin control…


Política para dummies: La política es la sensibilidad para identificar el trasfondo del fondo de las cosas.

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