¿Negociación oculta?

 

México requiere un proceso de recuperación de la normalidad democrática


Lo peor que le puede pasar a un pueblo es que sus gobernantes comiencen a mentir o a ocultar las cosas. Y no es que apenas nos hayamos dado cuenta de la facilidad que tienen para mentir los integrantes de nuestra clase dirigente, el problema es que cada día se vuelven más cínicos y piensan que los mexicanos somos idiotas y no nos damos cuenta de la burlona forma en que hacen, dicen y disponen de los asuntos públicos.

También se incurre en la mentira cuando se anuncia la realización de actos gubernamentales, y al final se incumplen las metas acumulándose la frustración colectiva en la conciencia de los ciudadanos. Así, el único camino certero que emprendemos es la renovación de la esperanza cuando ejercemos el voto. Si algo tenemos que aceptar los mexicanos es que todos los políticos, de todos los partidos, han resultado igual de saqueadores, irresponsables y cínicos. Para decirlo mejor, todos tienen las mismas mañas.

La Secretaría de Educación Pública ajustó a la baja la cifra de maestros que serán despedidos por no trabajar y no haber presentado la Evaluación del Desempeño Docente. Por eso se anunció que poco más de dos mil profesores de varios estados serán separados del servicio. Si mal no recuerdo, durante el paro magisterial participaron decenas de miles de maestros que mantuvieron plantones en plazas públicas y paralizaron carreteras en Chiapas y Oaxaca, y en menor grado en Guerrero y Michoacán.

Eso quiere decir que las cuentas que nos dieron no les cuadran y están tratando de encubrir las cifras verdaderas para evitar que los maestros encuentren un nuevo motivo y vuelvan a abandonar las aulas para hacer lo que mejor les sale: marchar, bloquear, quemar, pelear, agredir, criticar, exigir, y dejar de trabajar. Una de nuestras desgracias es que los dejaron crecer y ahora se han vuelto incontrolables, porque las estructuras gubernamentales negociaron la ley en lugar de aplicarla.

Desconozco si la contradicción en las cifras de los profesores que serán cesados sea producto de una negociación encubierta entre el magisterio, el Gobierno Federal y los estados de Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Michoacán, pero de ser así, hemos perdido la oportunidad de enmendar el camino y repetimos el escenario tantas veces reeditado en el que preferimos mantener en lugar de extirpar ese cáncer social en que se ha convertido la CNTE.

México requiere un proceso de recuperación de la normalidad democrática y la recomposición de nuestro sistema de leyes y reglamentos. Cuando lo prohibido se convierte en lo habitual, los gobernantes mismos condenan a sus pueblos a someterse al imperio de lo ilegal y, por consecuencia, a la extinción y decadencia de las instituciones.

Por lo regular lo que sigue es la violencia contra el régimen político. Basta echar una mirada a nuestro pasado.

Al tiempo.

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