Impunes y cínicos

 

El ejercicio del poder en México se ha convertido en la mejor fábrica de ricos del país


“No se puede gobernar a base de impulsos de una voluntad caprichosa, sino con sujeción a las leyes. No se pueden improvisar fortunas, ni entregarse al ocio y a la disipación, sino consagrarse asiduamente al trabajo, disponiéndose a vivir, en la honrada medianía que proporciona la retribución que la ley les señala”. No conozco un político que haya seguido al pie de la letra estas palabras del ilustre “Benemérito de las Américas”, don Benito Juárez García.

Para decirlo más claro, no sé de algún político, hombre o mujer, que teniendo una carrera pública cimentada en la eficiencia mantenga su nivel de vida en los estándares de esa medianía de la que hablaba Juárez. Hasta ahora el ejercicio del poder en México, por desgracia en todos sus niveles, se ha convertido en la mejor fábrica de ricos del país.

Y lo peor es que la mayor parte de quienes ahora se convierten en ricos, son los políticos y no los empresarios que tradicionalmente han resultado beneficiados por el sistema. Quizá el último de ellos sea el señor Carlos Slim, pero al menos los ricos empresarios creaban empleos, y los políticos ricos no.

Las organizaciones ciudadanas han venido luchando en los últimos años para cambiar esas “facilidades” de apropiarse de los recursos públicos que hasta ahora han tenido los miembros de la élite política, y un instrumento es el de la popularmente denominada Ley 3de3”, que no es otra cosa que la Ley General de Responsabilidades Administrativas.

Pues ahora resulta que legisladores del PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, impugnaron ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación la constitucionalidad de las declaraciones fiscales, patrimoniales y de intereses porque su dictaminación corresponde a un Comité Ciudadano. Vaya, lo que quieren es que nosotros, los simples ciudadanos, no sigamos teniendo vela en el entierro.

Para decirlo de otra forma, a ellos no les conviene que podamos tener la posibilidad de enterarnos cómo construyen su peculio, pero la Corte debiera realizar un sondeo para ver qué pensamos los simples ciudadanos que mantenemos a esa clase privilegiada con recursos surgidos de nuestros bolsillos.

Lo que queremos es tener la capacidad de vigilar ese dinero que ponemos en sus manos al tributar, y que nos rindan cuentas claras de su utilización.

Sin lugar a dudas, mientras nosotros buscamos avanzar hacia la limpieza de las estructuras gubernamentales, ellos hacen de todo con tal de evadir la responsabilidad de rendirnos cuentas. Siempre he dicho que la corrupción comenzará a disminuir cuando los ciudadanos tengamos la capacidad de meter a la cárcel a quienes nos roban. Con el primer corrupto en la cárcel y una buena dosis de años en el encierro, las cosas cambiarán.

Al tiempo.

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