Vienen tiempos de traiciones

 

El PRI se avienta a la lucha electoral y nada le garantiza que no se dé una traición por parte de quien es la cabeza del partido.


Dobleces

Israel Mendoza Pérez

@imendozape

La permanencia de Alejandro Moreno hasta 2024, al frente de la dirigencia del PRI, es una provocación para los priistas disidentes del dirigente del partido tricolor y, además, pone en riesgo el avance de la alianza “Va por México”. La traición al interior del PRI es latente y puede pasar de la amenaza a los hechos por parte de cualquier bando.

El magistrado del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), José Luis Vargas, no aportó ni una pizca de democracia al interior PRI, con la extensión de mandato de Moreno Cárdenas, al contrario puso en alerta a los grupos disidentes, ya que la decisión del tribunal electoral exacerba los ánimos de confrontación priista.

A Alito Moreno se le considera al interior del PRI, un pésimo dirigente en la tarea electoral y creó un liderazgo con visos autoritarios en donde quien se declara crítico es expulsado, y abona a la visión externa de que el partido tricolor es sinónimo de corrupción y excesos del poder.

Y es que, justo cuando están los dos procesos electorales, en la cúspide, Estado de México y Coahuila, las decisiones y ahora su ampliación de mandato se envía un mensaje de enfrentamiento interno inevitable. Ya que se mezcló con la confrontación y retiro de la coordinación de la bancada en el senado de Miguel Ángel Osorio Chong. Para el dirigente nacional del tricolor, la unidad interna no es prioridad.

Con estos elementos, el PRI se avienta a la lucha electoral y nada le garantiza que no se dé una traición por parte de quien es la cabeza del partido para la alianza o de grupos disidentes que ven en la disfunsional dirigencia de Moreno Cárdenas, el retroceso hacia el priismo hegemónico.

Por ello, es que el magistrado José Luis Vargas, señalado como simpatizante de la cuatroté y personaje polémico dentro del tribual electoral, contribuyó al choque interno y al juego de traiciones que se desprenden de la permanencia de Alejandro Moreno. No se entiende si trabajó en favor de Morena para debilitar un partido o en favor de Moreno Cárdenas para darle un poder maleable y acomodaticio.

La alianza “Va por México” está con un dirigente que, tiene un liderazgo ficticio en la cúpula. En tanto, las bases priistas se tambalean entre los devaneos del dirigente nacional hacia la cuatroté y el trabajo electoral que se requiere en los tiempos de batalla electoral y a menos de un año de entrar en el proceso de 2024, la negociación está a su favor, al tiempo que golpetea al mismo PRI.

Alejandro Moreno torció los estatutos del partido, la alianza y la confianza de la ciudadanía. Además, encontró en las decisiones unipersonales, la manera de debilitar al PRI. Sin estructura, con el choque directo con Osorio Chong, y un cuantioso número de militantes opositores que impulsan su salida del partido, es el saldo que deja un político de nuevo cuño que conoció las mieles económicas del poder, pero no sabe maneja la política del PRI.

KJ