¿Y yo por qué?

El pasado fin de semana tuvieron lugar en la Unión Americana dos tiroteos masivos, uno en la ciudad de Dayton en el estado de Ohio y el otro en la ciudad fronteriza de El Paso en el estado de Texas. Estos tiroteos se suman a una muy larga lista de incidentes de naturaleza similar que se suelen presentar de tanto en tanto en Estados Unidos básicamente a causa de la muy particular legislación que existe en esa nación en torno a la compra, posesión y portación de armas de fuego.

Sin embargo el ocurrido en el Paso tiene una peculiaridad que lo hace único, a saber, es el primer tiroteo que tiene como víctimas objetivo a integrantes de la comunidad hispana que de manera permanente o temporal viven en la Unión Americana. En la tragedia de El Paso ocho mexicanos perdieron la vida y siete más resultaron lesionados.

Las otras víctimas siendo estadounidenses, eran también integrantes de la comunidad hispana. El perpetrador de nombre Patrick Crusius publicó en redes sociales un manifiesto en el que decía que la matanza que se disponía a protagonizar era “una respuesta a la invasión de Texas por los hispanos”. Una vez ocurridos los hechos el presidente Donald Trump hizo una cínica condena al odio, al extremismo y al supremacismo blanco que nadie creyó. Lo cierto es que Donald Trump es responsable indirecto de lo ocurrido en El Paso.

Trump fue el primero que utilizó el término invasión para referirse a la presencia de hispanos en la Unión Americana, término que el presidente ha utilizado más de dos mil doscientas veces en sus redes sociales y que después retomaría Crusius para justificar sus acciones homicidas. El discurso racista y xenófobo de Trump ha generado el clima necesario y propicio para que la tragedia de El Paso tuviera lugar. De eso no hay la más mínima duda muy a pesar de que el presidente quiera ahora deslindarse de los desastres que su inconmensurable estupidez generan.