EL PRI (3)

 

Se le da en calidad de préstamo sin condiciones al presidente en turno


En mis dos artículos anteriores analicé algunas debilidades del PRI, tanto estructurales como derivadas de la falta de proyecto de sus dirigencias. Debe agregarse una peculiaridad: se le da en calidad de préstamo sin condiciones al presidente en turno, quien determina durante cinco años todas sus acciones, y se recupera cada seis, precisamente para el proceso electoral del ungido por el Ejecutivo como su última decisión partidista. Sin embargo, no debe desconocerse, a pesar de todo, su fortaleza derivada de la lealtad de núcleos importantes de militantes leales. Es, sin duda, el único partido con estructura real de activistas comprometidos a pesar de no ser tomados en cuenta por las cúpulas adueñadas de su organización interna.

Esto último le permite construir salidas reales a su paso. Hoy tiene una muy importante: Enrique Ochoa Reza. No lo conozco ni he cruzado palabra con él, pero puede ser el gran reformador del elefante artrítico, precisamente por su falta de historia interna. No ha sido parte de las hordas voraces depredadoras de recursos y candidaturas. Si no se impone a ellas, puede ser el enterrador de esa organización política.

No será fácil, pero puede cambiar usos y costumbres, y actuar efectivamente, no de manera cosmética, contra la corrupción de los funcionarios postulados por ellos, que hoy constituyen su peor lastre.

Terminar con la entrega de posiciones legislativas a escoria. Hoy abundan en el Congreso exgobernadores impresentables, puestos ahí para darles fuero y protegerlos de acciones ilegales.

Puede también rediseñar el concepto de las campañas, y adecuarlas al siglo XXI terminando con mítines y demagogia para dar paso a las herramientas de la información y a las redes. Puede hacer muchas cosas. Todo depende de cuánto quiera anteponer el futuro de su partido al suyo. Ya veremos.