Pianista Chucho Valdés ofrece concierto memorable en Bellas Artes

 

México, 25 May (Notimex).- El pianista cubano Chucho Valdés hizo de su concierto una velada íntima en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes, para contagiar con su estilo de jazz afrocubano a un público que lo recibió de pie y ovacionarlo como uno de los mejores músicos a nivel internacional. El sentimiento y […]


México, 25 May (Notimex).- El pianista cubano Chucho Valdés hizo de su concierto una velada íntima en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes, para contagiar con su estilo de jazz afrocubano a un público que lo recibió de pie y ovacionarlo como uno de los mejores músicos a nivel internacional.

El sentimiento y virtuosismo del también compositor y arreglista, Valdés, nacido en Quivicán, Cuba, 1941, se plasmó una vez más, luego de nueve años de su última presentación en México, por lo que agradeció estar nuevamente con el público mexicano y, sobre todo, dar a conocer su nuevo proyecto discográfico “Jazz Bata 2”.

Acompañado por los músicos Dreiser Durruthy, batá, voz y bailarín; Yaroldy Abreu, percusionista y Ramón Vázquez, contrabajo, hicieron de su concierto una presentación más íntima, que acercó más al público y hacerlo partícipe con ellos en varios momentos de esta inolvidable velada musical.

Eran las 19:00 horas y se apagaron las luces de la Sala Principal, que únicamente se quedaron las del escenario, momento en que los tres músicos que lo acompañarían por el resto del concierto, se preparaban con sus instrumentos, al momento en que apareció Chucho Valdés.

Al verlo, inmediatamente el público se levantó para honrarlo, acto al que se unió también Lucina Jiménez, directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, quien se sentó con el público.

El maestro Valdés, agradeciendo ese acto del público, se sentó para tocar el piano con gran virtuosismo, envolviendo a los propios músicos y al público, esa elegancia única, para luego tocar juntos temas de su reciente disco como “Obatalá”, respondiendo los asistentes con fuertes aplausos.

El virtuosismo del galardonado con seis premios Grammy y tres Latin Grammy, se hacía presente cada vez más, pues con ese talento y experiencia, hacía una delicia escucharlo y verlo tocar, sobre todo en solo, que nuevamente la gente se le entregó.

El jazz, la guajira y el son, fueron algunos de los ritmos que se escucharon y que pusieron a algunos a mover parte de su cuerpo, pues es una música que tienen los cubanos en el alma, que fue contagiando a los asistentes, que hasta con los aplausos se convirtió en una parte musical de un tema.

También se escucharon otros temas como “Luces”, “100 años de Bebo” y “El güije”, que el público disfrutó, no solamente por el ritmo cadencioso, sino también de la improvisación que ofrece el jazz, que era fuertemente ovacionado.

Todo el concierto fue algo memorable, pues no solo hubo música y canto, sino hasta baile y una especie de limpia, para que se vaya el mal, que hizo ambas cosas Durruthy, quien sacó un pañuelo que sacudía, y una persona le entregó otro, para que en ambas manos tuviera uno, para luego bailar al ritmo de la música.

Otro de los momentos de mayor clímax fue la aparición en el escenario del guitarrista Alain Pérez, quien cautivó con su instrumento, sobre todo cuando tocó en solo, y después unirse los demás músicos para terminar su participación.

El pianista Chucho Valdés y los músicos se despidieron de un público entregado, que hasta cantó al unísono con ellos, convirtiendo la Sala Principal en una fiesta, por lo que los músicos regresaron una vez al escenario para tocar otra pieza, junto con el guitarrista Pérez, agradeciendo al público mexicano su presencia.

A los cinco años, Chucho Valdés comenzó a recibir clases particulares de piano, teoría y solfeo, estudios que culminaron en el Conservatorio Municipal de Música de La Habana, del que se graduó a los 14 años.

Un año después formó su primer trío de jazz y en 1959 hizo su debut con la orquesta Sabor de Cuba, dirigida por su padre Ramón “Bebo” Valdés, acompañando a grandes cantantes de la época, como Rolando Laserie, Fernando Álvarez y Pío Leyva.

Chucho Valdés es mejor conocido como el fundador y principal compositor y arreglista de Irakere (1973-2005), orquesta en formato de pequeño big band, que es otro punto de referencia en la historia de la música cubana.

La formación original de Irakere incluía músicos que pronto se transformarían en estrellas internacionales, entre ellos el saxofonista Paquito D’Rivera y el trompetista Arturo Sandoval.

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