Elena Garro, una vida de tropiezos y grandeza

 

En el marco de su aniversario luctuoso número 20 recordamos a una de las escritoras más importantes del siglo XX


La escritora Elena Delfina Garro Navarro nacida el 11 de diciembre de 1916 en Puebla, murió un día como hoy, 22 de agosto, pero de 1998.

En el marco de su aniversario luctuoso número 20 recordamos a una de las escritoras más importantes del siglo XX, cuya obra transitó por los caminos de la novela, el teatro y los ensayos históricos.

La vida de Garro estuvo marcada por su unión matrimonial con el Nobel Octavio Paz, con quien se casó el 24 de mayo de 1937, luego de dos años de noviazgo.

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Durante los años en los que estuvo a lado de Paz, escribió varias obras, sin embargo, ella misma llegó a afirmar que nunca logró destacar o producir más decido al miedo de su esposo de ser opacado por el talento de la poblana.

El final de su historia de amor a lado de Octavio, ocurrió a finales de los años 40, cuando Paz comenzó a salir con la pintora Bona Tibertelli de Pisis, pero ella lo superó enamorándose del escritor argentino Adolfo Bioy Casares.

“Es el único hombre en el mundo del que me he enamorado y creo que eso no me lo perdonó nunca Octavio”, decía Garro, la hija de su primer matrimonio ha declarado a la prensa que su madre quedó embarazada de Bioy, pero su padre la obligó a abortar.

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Elena vivió a la sombra del prolífico escritor, ella refirió en diversas ocasiones que se sentía frustrada por ser vista únicamente como la “esposa de Ocatvio” y no era incluida en los grupos intelectuales por su talento, situación que la llevó a atentar contra su vida en dos ocasiones en 1947.

A pesar de los problemas que enfrentaba la pareja, el divorcio ocurrió hasta 1959 cuando Paz solicitó una disolución exprés de la que se enteró debido a la notificación judicial.

Luego de su separación, la vida de ambos tomó caminos encontrados, él se llenó de fama y gloria, en tanto que ella terminó hundida, fue señalada por sus vínculos cercanos con el Partido Revolucionario Institucional (PRI), además de formar parte de una red de espionaje, sin contar los errores que cometió ante los hechos del 2 de Octubre del 68 en Tlatelolco.

Los tropiezos de aquellos años la convirtieron en una escritora maldita que fue valorada hasta después de su muerte cuando comenzó a contemplarse la grandeza de su producción literaria.