Los niños crecen más en vacaciones porque duermen lo necesario

 

Rafael Santana Miranda, encargado de la Clínica de Trastornos del Sueño de la Facultad de Medicina de la UNAM, hizo un llamado para respetar el sueño de los niños


El próximo 20 de agosto más de 25 millones de niños y adolescentes regresarán a clases y muchos de ellos dejarán atrás el ritual de despertarse tarde, uno que de acuerdo con Rafael Santana Miranda, encargado de la Clínica de Trastornos del Sueño de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), los ayuda a crecer.

“Las vacaciones son un periodo especial y necesario. Todos hemos escuchado decir ‘su hijo creció en estas vacaciones’, y es verdad porque duermen más, no se tienen que levantar temprano y entonces la hormona de crecimiento se libera”, indica Santana Miranda.

Aunque el descanso es fundamental, vivimos en una sociedad restringida de sueño donde, indica, los adultos dormimos cada vez menos y los niños no lo hacen las horas que requieren de acuerdo con su edad, lo que se refleja en su crecimiento y desarrollo.

Dormir, como política pública

Por ello, Santana Miranda hizo un llamado a respetar el sueño de los niños.

“Es una manifestación de su organismo, estamos equivocados al exigirles que vayan contra su naturaleza”.

Recomendó vigilar que los niños se acuesten temprano, porque no hay medicamento o terapia que logre los efectos que tiene el dormir. “Se relaciona con el sistema inmunológico, cómo se comportan las defensas, con cosas tan específicas como el control de los vasos sanguíneos en el cerebro; es indispensable para el funcionamiento del organismo”.

Dijo que no dormir es la base de trastornos metabólicos, cardiovasculares, de bajo rendimiento y falta de crecimiento; incluso, incide a la postre en el abuso de sustancias. Además, dijo que tener el primer lugar global en obesidad infantil va directamente relacionado con falta de sueño.

En edad escolar, la restricción de sueño puede incrementar parasomnias como sonambulismo, terrores nocturnos, despertares confusos y pesadillas. Aunque son hasta cierto punto “normales”, no deben ser recurrentes, y si lo son, deben ser atendidas a fin de descartar un foco epileptógeno (epilepsia).

No obstante, aclaró, hay variaciones genéticas, por lo que “no se debe considerar que una persona es más floja sólo porque requiere dormir más”.

Entre las recomendaciones para que los menores tengan un buen dormir se recomienda que tres horas antes de dormir estén alejados del celular, de la televisión, de los videojuegos y de todo lo que tenga pantalla o luz y además evitar consumir antes sustancias activadoras como azúcar o chocolate.

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