Así fue cómo se vivió la detención de Ovidio Guzmán

 

Una joven cuando supo que detuvieron a Ovidio Guzmán el sentimiento que invadió su mente fue el de preocupación.


Una joven llamada Sarai Rivera recibió la notificación oficial de quedarse en casa, sin embargo, “desde antes mi hermano ya me había escrito preocupado porque pensó que (los bloqueos y quema de vehículos) estaban pasando en el norte (de Culiacán)”.

Cuando supo que detuvieron a Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, el sentimiento que invadió su mente fue el de preocupación.

“Imagínate, aquí es su casa, es muy difícil, pues ya sabes que bajo este tipo de circunstancias los de su organización no se van a quedar callados o con los brazos cruzados y lo mismo sucedería con las autoridades federales”.

“Que uno no sepa bien qué sucede deja muchas incógnitas. A mí me preocupó porque pensé: Esto va a hacer que pase lo mismo que en 2019”.

Afirma que persiste el temor de salir y encontrarse con gente armada.

“Al salir hacia la casa de algún familiar podría encontrarme con que está cerrado (el camino) y gente armada me regrese, quizá no me van a atacar, pero imagínate la impresión de que ves que ahí están un montón de camionetones con armas largas y encapuchados”.

Sarai Rivera tiene 2 años viviendo al norte de Culiacán, a unos 20 kilómetros del aeropuerto y la salida más cercana a su domicilio es la de Imala. “Aquí no se escuchó nada”.

El resguardo al que llamó la autoridad estatal no le significó gran modificación en su dinámica laboral, pues es teleworker y se dedica al negocio del reaseguro, sin embargo, sí notó cambios en su entorno.

“Lo que sí, es que me di cuenta que nadie fue a trabajar y todo el mundo está resguardado. Cerca de mi domicilio hay algunas construcciones y también están vacías. Por lo regular, a partir de las 7:30 de la mañana ya se escucha música, se escucha ruido de los trabajadores y ahorita está muy muy silencioso todo, algo nada natural en Culiacán”.

Sarai señala que durante Navidad y Año Nuevo es común que la gente lance disparos al aire, “incluso ya sé distinguir cuando son cohetes y cuando son balas. Es como una tradición de la gente lanzar disparos en esas fechas”.

Pese a que la detención de Ovidio Guzmán pudiera haberse traducido en enfrentamientos por todo Culiacán, el silencio persistió.

“La realidad es que no escuchamos absolutamente nada, ni disparos aéreos. En esta parte donde vivimos es un lugar abierto y en general la ciudad es muy abierta, no tiene tantos edificios como la Ciudad de México”.

“Realmente por aquí no se escuchó nada y cuando tiran balazos a unos dos kilómetros se alcanza a escuchar hasta mi casa”.

KJ