Antigua y Barbuda da el primer paso para romper con la Corona británica

 

Antigua y Barbuda anunció que la nación podría celebrar un referendo para decidir si se convierte en una república presidencialista.


Tras la muerte de la reina Isabel II, el grupo de 14 reinos de la Mancomunidad de Naciones (Commonwealth) se enfrenta a un incieto futuro después de que algunos de los países que la conforman hayan dejado entrever la posibilidad de plantear un futuro republicano, fuera de los márgenes de la monarquía británica.

Fundada a finales de 1926, la Commonwealth busca impulsar la cooperación política y económica si bien, desde mediados del siglo pasado, pertenecer a ella no conlleva que los países integrantes deban rendir pleitesía al monarca británico.

Aunque bajo el largo reinado de Isabel II la organización ha parecido gozar de cierta estabilidad, pese a la reciente ruptura de Barbados, tras la muerte de la monarca algunas naciones han abierto la posibilidad de salirse de la Commonwealth.

El domingo, el primer ministro de Antigua y Barbuda anunció que el país caribeño podría celebrar un referendo para decidir si se convierte en una república presidencialista, lo que haría que el recién proclamado rey Carlos III deje de ser su jefe de Estado.

Gaston Browne comentó que la votación estaría pautada para dentro de tres años y agregó que no supone un “acto de hostilidad” en contra de la corona británica. El político hizo los comentarios luego de confirmar al nuevo monarca como soberano de la nación antillana.

Browne añadió que tenía la intención de presentar el referendo si era reelegido el próximo año. Si bien espera ganar esa elección, su partido tiene 15 de los 17 escaños en la Cámara de Representantes, admitió que entre la ciudadanía no ha habido un pedido abrumador para cambiar el sistema político.

“Creo que la mayoría de la gente ni siquiera se ha molestado en pensar en ello, dijo a ITV News.

Sumándose a Antigua y Barbuda, la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, ha dejado la puerta abierta a que el país oceánico se desentienda de la monarquía británica y, si bien ha vaticinado que no será “una medida a corto plazo”, e incluso el viernes anunció que el nuevo monarca británico Carlos III será el nuevo jefe de Estado de Nueva Zelanda, sí considera que verá este cambio antes de morirse.

”He dejado claro mi punto de vista muchas veces. Creo que (la independencia) es hacia donde se dirigirá Nueva Zelanda en el futuro. Es probable que ocurra durante mi vida, pero no hay que verlo como una medida a corto plazo o cualquier cosa que esté en al agenda en el corto plazo”, ha dicho Ardern.

Por su parte, el primer ministro de Australia, Anthony Albanese, líder de otro de los grandes países que conforman la Commonwealth, ha reconocido que “ahora no es el momento de hablar” respecto a la posible marcha del grupo, y ha recordado que Isabel II siempre “respetó la autodeterminación del pueblo australiano”.

Mientras tanto en Canadá, aunque estudios demoscópicos arrojan cierta voluntad independentista, el primer ministro Justin Trudeau parece dejar fuera de su agenda política este asunto, más aún teniendo en cuenta que, a nivel constitucional, para aprobar cualquier cambio en este sentido se requiere del apoyo unánime de todas las legislaturas provinciales.

El Caribe

Más decididas parecen estar las autoridades de Jamaica, pues aunque en los últimos días no se hayan pronunciado al respecto, existe en la isla caribeña una histórica voluntad de independencia reconocida por el primer ministro, Andrew Holness, el pasado mes de marzo.

En la misma línea, en San Vicente y Granadinas, en el pasado se han registrado manifestaciones en contra de la monarquía y su jefe de Gobierno, Ralph Gonsalves, propuso en julio celebrar un referéndum, si bien reconoció que este tan solo se podría llevar a cabo tras un acuerdo con los partidarios de seguir formando parte de la Commonwealth.

En otro escalón se sitúan países como Bahamas, Belice, Granada, San Cristóbal y Nieves o Santa Lucía, donde también existen movimientos independentistas aunque no se han reactivado en los últimos tiempos, ni siquiera tras la muerte de Isabel II.

Así, el futuro de la Commonwealth se perfila como uno de los grandes desafíos que deberá enfrentar Carlos III, quien, tras años a la espera de tomar el testigo, ya en su primer discurso como rey hizo suyo “el profundo compromiso personal” de su madre con el grupo de naciones.